30.11.05

Cirlot

Los cirlotianos estamos de enhorabuena. De la mano de Enrique Granell, Siruela ha empezado a recuperar la poesía de uno de los poetas españoles más secretos e imprescindibles, Juan Eduardo Cirlot.
Ya nos hizo un guiño hace unos años con el imponente Bronwyn. Acaba de aparecer, ya digo, el primer tomo de su poesía completa, el que reúne lo escrito entre 1943 y 1959. El segundo irá desde 1960 hasta 1972. Reeditarán, de paso, otro de sus libros de referencia: el Diccionario de símbolos. Será imposible, eso sí, leer su diario. Lo destruyó tras recharzar Carlos Barral su publicación.
Presentaron En la llama, Victoria, su hija, y Clara Janés, responsable de una antología del poeta que apreció en Cátedra.
Gracias al bibliófilo José Manuel Fuentes, tengo a mi lado otra antología ejemplar: la que hizo Leopoldo Azancot para la Editora Nacional.

26.11.05

Dato

Animado por el comentario de un amigo, interesado, como yo, por la poesía de Calvo Flores, compruebo en la Agencia Española del ISBN que el de Burguillos tiene registrados cinco libros de los cuales dos están agotados. ¿Qué sentido tiene, entonces, hablar de cincuenta, inéditos o no? ¿No bastaría con uno para justificar su condición de poeta? Un libro o un poema.

25.11.05

Operación rescate

El periódico de hoy habla del poeta Joaquín Calvo Flores (Burguillos del Cerro, 1949). Si lo viera por la calle, no lo reconocería. Ya no es aquel joven muchacho que jugaba al tenis.
Al parecer se ha editado una antología con poemas suyos titulada Solilunios. Lo que más me sorprende es que, según A. Gilgado, este hombre ha escrito cincuenta libros de poesía y ha ganado treinta premios. Supongo que alguno estará inédito. Lo digo porque lleva uno décadas interesándose por los poetas extremeños y, desde que Ángel Campos y yo lo incluimos en nuestra antología Abierto al aire, no había tenido noticias de esa ingente obra. "Una vida en verso" se titula el artículo. No es para menos.
Echo un vistazo a la citado florilegio y compruebo que en su nota biobibliográfica ya se decía que tenía 15 libros terminados. Hablo de 1984.
Uno, olvidadizo donde los haya, siempre recuerda aquellos versos suyos que decían:

Aquí estoy yo, sentado en la camilla,
luchando con un libro de carrera,
mirando en la ventana cómo afuera
pasan coches que irán hacia Sevilla.

Intentaré leer su Solilunios. Siquiera sea a la busca de un tiempo perdido.

23.11.05

Confieso

Porque conozco bien la historia, me duele en lo más íntimo la confesión de Miguel Ángel Lama en la entrada "Hoy" de su blog. Estoy de su parte, y él lo sabe. En esto y en (casi) todo. Su lucidez y su rigor vienen siendo imprescindibles para algunos extremeños (y no sólo) entre los que me cuento. Por volver a ejercitar esas virtudes, inherentes a un crítico literario que merezca tal nombre, ha sido ofendido. Quiero decir que han intentado ofenderle, que no es lo mismo. Su tristeza, por eso, es también mía. Nuestra, me atrevería a decir. De cuantos valoramos las cosas bien hechas y despreciamos las chapuzas. De quienes apreciamos a la gente que sabe y abominamos de los usurpadores. Para quienes tomamos, en fin, la literatura como un templo donde sobran los mercaderes.

Littera

Me llegan dos libros de un nuevo proyecto editorial extremeño, Littera. Viaje a Éfeso (Littera Narrativa), de Juan Ricardo Montaña, y El otoño cotidiano (Littera Poesía), de Antonio Reseco. Los dos, por cierto, son amigos. La colección es bonita y está muy cuidada. Enhorabuena y ánimo.

Loewe

Para demostrar que éste es un premio sólido, el jurado del Loewe premió ayer dos libros, a buen seguro, importantes. Sus autores, el maduro Carnero y el joven Azaústre, son buenos poetas. Leeremos.

21.11.05

Leopoldo de Luis

Acabo de escuchar en RNE que ha muerto. Uno nunca olvidará que fue uno de los pocos poetas que acusó recibo de mi primer libro. En una caja duerme ahora aquella amable carta.

Y has dicho «amor» igual que si dijeras
«eternidad» o «vida» o «tierra» o «muerte».


(Del poema Otra vez)

20.11.05

Parafraseando a Pessoa

Ser novelista no es un ambición mía, es mi manera de estar acompañado.

Celebraciones

Como la de encontrar ayer por sorpresa en El Quijote un nuevo libro de Zagajewski, Deseo, justo después de haber leído, junto a un café, la entrevista que le hizo Jacinto Antón para El País.

19.11.05

Oficio peligroso

¡Quién dice que el de escritor no es un oficio peligroso! Comprueba si no la investigación de Vicente Luis Mora.

16.11.05

Cita

“Se hace muy difícil admitir que una persona que emplea frases hechas sea inteligente.”

No, no es una cita de Gonzalo Hidalgo, aunque a él se la dedico. Es de Aldous Huxley, en concreto de su novela Ciego en Gaza (1936).

13.11.05

Naturalidad

Ahora, al recordar el paseo por el campo que he dado esta tarde, como cada domingo, reparo en lo pronto que uno se acostumbra a todo. Hace apenas un mes ese recorrido era un penoso rodeo por un secarral donde el agua no sonaba y el verde ni se veía. Eso, por suerte, ha cambiado y es una alegría apreciar la naturaleza del otoño en toda su intensidad. Con toda naturalidad, para ser exactos.

9.11.05

Extranjeros

Me ha gustado mucho un reportaje de Gabi Martínez que publica hoy La Vanguardia en su suplemento Cultura/s. Se titula España en perspectiva y, para realizarlo, el periodista ha preguntado por su vida a varios escritores españoles que residen en el extranjero: Semprún, Juan Goytisolo, Manuel Talens, González Sainz, Fernando Aramburu... José Ovejero, que vive en Bruselas, habla de la librería Tropismes lo que al cosmopolita que no soy le permite recordar un rincón de su paraíso particular. Me gusta especialmente una frase de Muñoz Molina a propósito de sus sueños de juventud, de cuando se imaginaba en Nueva York: "Tenía esa manera de mirar lo que está lejos típica del que no sale". Eso me pasa a mí.

De presentadores

Más de lo mismo. Se levanta un inocente revuelo en la prensa nacional por culpa de Umbral. No porque haya vuelto a decir una de esas frases que tan bien le definen (la que le soltó a la Milá a propósito de su silenciado libro en plan granhermano avant la lettre o aquella otra de que "Marte es una especie de Extremadura, pero sin cabras"), sino por haber criticado, más que elogiado, la novela de María de la Pau Janer, ganadora del Planeta. (Por cierto, al final van a conseguir que hablemos más de la cuenta de un libro que, según todos los indicios, sólo merecería el silencio.)
Hay una ya larga tradición de presentadores que atacan el libro presentado delante de las narices del estupefacto autor. Todo es criticable, sobre todo en literatura. Eso sí, de aceptar, deberían los mencionados introductores limitarse a cantar las alabanzas del autor y de la obra, en ese orden, y guardarse para otra ocasión los reproches. Eso siempre que los susodichos, doblados casi siempre de escritores, puedan guardarse un ratito su crecido ego en el bolsillo. Lo que no es nada fácil.

De presentaciones

Ví a Rajoy asistiendo a la presentación de la última película de Torrente y vuelvo a verlo ahora en la de los libros ganadores del premio Planeta. Este hombre va de mal en peor. Por mucho que el personaje no saque lo peor de uno (no como el otro, su mentor y su sombra), no puedo evitar que estas escenas me parezcan patéticas. ¿Para esto se inventaron lo asesores de imagen?

7.11.05

Memoria de Carande

La noticia me llegó a través de un e-mail con una frase escueta de nuestro común amigo Jesús García Calderón: “Me acaban de comunicar la muerte de BV Carande...” Había sido enviado a media tarde, aunque yo no lo leí hasta unas horas después, al volver del campo.

Al día siguiente, Jesús declaraba a un periodista: "Es como si me hubieran quitado un pedazo de mi vida". Tenía razón. Su caso, con ser especial, no es único. Para un buen puñado de escritores extremeños que superamos la treintena, la de Carande fue una imagen tutelar. Más o menos, poco o mucho, tarde o temprano, todos acabamos topándonos con alguna de sus aventuras literarias. Ya fueran las particulares (Capela, Alor, Alor Novísimo) o las promovidas desde la Asociación de Escritores Extremeños, de la que fue su primer presidente y el principal impulsor de la controvertida decisión de desgajarla de la Asociación Colegial de Escritores de España.

Ese “pedazo de vida” que a uno se le va con la desaparición de Carande coincide, sobre todo, con su juventud y eso, ya se sabe, tiene su importancia. Todo estaba entonces empezando –para nosotros, para Extremadura- y no pocos de los jóvenes e incipientes escritores de aquel tiempo éramos conscientes de lo mucho que quedaba por hacer. Eso, lejos de amilanarnos, nos infundía fuerza. No cabe duda de que uno de los puntales de esa batalla (incruenta sólo a ratos) era él, Bernardo, un hombre bregado en mil combates que nos ofrecía una seguridad y una experiencia que nos faltaba.

A mi modo de ver, la más importante de sus aventuras fue Capela, el nombre de una revista, sí, pero también el de su finca de Almendral, donde recaló este “niño de la guerra” a mediados de los años cincuenta del siglo pasado. Uno la esperaba con gusto y, a pesar de sus vaivenes e intermitencias, siempre trajo colaboraciones de interés. Sólo una cosa me basta para justificar su necesidad: que me descubriera la poesía de José Antonio Muñoz Rojas, otro hombre de campo como él. O la de Aquilino Duque. También me gustaban las traducciones de autores clásicos de Manuel Mantero.

Desde ese lugar y desde esas páginas miró Bernardo el mundo. Acaso ninguno de sus libros refleja tan bien esa mirada que Libro de agricultura publicado por la Editora Regional de Extremadura hace años y reeditado en su colección Ensayo Literario, con gran sentido de la oportunidad, recientemente. Se da cuenta allí de un mundo que no existe, lo que hace aún más valiosa esa serena reflexión con aires de relato.

Ya que lo menciono, conviene precisar que en lo que la literatura memorialística se refiere, a ese menudeo en torno a la propia vida, el autor de Suroeste fue un adelantado. Siempre le interesó hablar de sí mismo, contar lo que le pasaba, tal vez porque su vida fue más interesante de lo habitual como dejó contado en su último libro publicado, Memorias, 1932-2002.

Tal vez no haya una manera mejor para conocer a un escritor que leer sus memorias. Tanto si miente como si dice la verdad. Éstas están escritas, como nos confesaba su autor, “en la ignorada e incomparable tierra de calma extremeña, en un altozano (…) de nombre acogedor, Dehesa del Amparo o Capela”. “Libro, añade, que no se hubiera podido escribir en otro lado, se trata de un libro distante, si no distinto, de la vida de un hombre que, justo cuando la sociedad mayoritariamente se urbanizaba, él decidía vivir la otra parte, cada día más reducida y obsoleta, más ajena e inoperante de la contemporaneidad, la agraria”. “Desde este altozano, concluye, las cosas se ven tal como son, o sea, de distinta manera”.

En el Hoy leímos sus artículos durante años. Por esas casualidades de la vida, la suma de esos sesmos está ahora encima de mi mesa de trabajo. Había puesto ese original en manos de la ERE para su posible publicación. Como buen escritor, sus colaboraciones en los periódicos estaban escritas con exigencia. Con la mira puesta en su futura recopilación. Las suyas no eran sino páginas sueltas de ese diario que todo lo que escribía se empeñaba en componer.

Durante años mantuve con él una extensa correspondencia. Eran otros tiempos, ajenos a internet. Sus cartas llegaban siempre en reconocibles sobres amarillos. Una vez estuve a punto de visitar su cortijo, pero no creo que fuera una persona dada a romper fácilmente su aislamiento. Pertenecía a la estirpe nitzscheana de los solitarios.

Hace unos meses, volviendo de Jerez, me topé con el cruce de Almendral. Creí adivinar su casa sobre un altozano arbolado. No me atreví a parar. Ahora, claro está, me arrepiento.

(HOY)

6.11.05

El blog de Juan Domingo

Me alegro mucho de que Juan Domingo Fernández, uno de los periodistas culturales más importantes de Extremadura, se incorpore al mundo de las bitácoras. La suya se titula Gratis total.
Leerlo será un placer, ahora que, por desgracia, tan poco de prodiga en las páginas del HOY.
Con un poco de suerte resucita a mi recordado Tristan Buendía, un heterónimo que utilizaba hace años y que era un oasis en el desierto cultural extremeño de entonces.

5.11.05

Orlando y el haiku

Conocimos al poeta Orlando González Esteva en Santa Cruz de Tenerife. Yolanda y yo mantuvimos con él una conversación que, como bien dice este cubano residente en Miami, podría haber durado hasta hoy. Es autor de un libro sorprendente, Elogio del garabato, reeditado en España por Pre-Textos, la misma editorial que acaba de publicar su Casa de todos. Es un libro de haikus, pero cuidado: no uno de tantos. Con su permiso, reproduzco una reflexión a este propósito: "Como vivo en Miami, es decir, en otro mundo o, más bien, en un exilio múltiple, no estoy muy al tanto de las modas, como están mis amigos españoles y mexicanos que viven en sus respectivos países, de manera que nada tuvo que ver mi acercamiento al haiku con afanes que no fueran hijos de un hallazgo íntimo, hallazgo cuyo origen está en la pasión por la poesía japonesa de Aurelio Asiaín, que me invitó a seleccionar una traducción de un haiku de Matsuo Basho entre las muchas hechas por otros autores, y la lectura de algunos haikus del propio Basho, Buson, Issa, etcétera, traducidos al inglés y recopilados por el poeta norteamericano Robert Hass. Al cotejar esas traducciones al inglés con muchas de las que se han hecho al español advertí que las nuestras eran sólo eso, traducciones, en el sentido menos noble de la palabra; cápsulas verbales ajenas a toda naturalidad y, sobre todo, al pequeño milagro poético que las traducciones al inglés parecían reproducir con una frescura y una inmediatez seductoras. Vi tanto en esos poemas reunidos por Hass que decidí hacerme de mi propia pauta y, más que traducir palabras, intentar reflejar ese milagro recurriendo a los recursos de la poesía española. Durante los últimos tres o cuatro años he traducido tanto que hoy tengo varios cuadernos inéditos con versiones de poemas de un buen número de autores japoneses. La labor, claro está, me llevó a escribir mis propios poemillas, poemillas que a veces tienen algo de seguidilla y aun de greguería, pero cuya ilusión es evocar el espíritu del haiku, insinuarlo, con la esperanza de ser, si no haikus, lo que son o aspiran realmente ser: poemillas, es decir, albergues muy humildes, pero cordiales, para la poesía. Por alguna razón misteriosa, y sin ánimo de llamar la atención o irritar a mis contemporáneos, siempre he tendido a escribir lo que no se "debe" escribir: décimas, redondillas, haikus... La razón debe estar vinculada a esta suerte de aislamiento en que vivo, lejos de las grandes capitales de la cultura, a merced, única y exclusivamente, de lo que de improviso me resulta más propio, más natural, y a mi necesidad de encontrar una patria portátil en la tradición".
Esto y otras cosas me cuenta, nos cuenta, en su último e-mail, ahora que, gracias a este libro, hemos vuelto a dialogar.
Manuel Borrás, que viaja hoy hasta su "exilio múltiple", le lleva un abrazo de nuestra parte. No es para menos.

4.11.05

Far West

La ya mencionada Victoria Domínguez ha tenido el dudoso honor de incorporarse a la extensa lista de insultados por nuestro Tamayo particular, esa especie de Losantos a la extremeña. Se ha referido a ella como "sarpullido".
Los suyos le reirán la gracia. Tan de sal gorda, por cierto. Si este tipo tuviera al menos sentido del humor... Del humor y de otras cosas, claro.
Me temo que jugadas como ésta, y las que quedan por caer, serán las que le permitan a mi paisana darse cuenta de con quién estaba. Puede que el PP de Génova sea otra cosa, pero tengo claro que el de aquí sigue creyendo que vivimos en el Far West.
Nada, bienvenida a los 40 Principales.

COPE

Algo bueno tendría que tener esta ciudad de mis dolores: aquí no se puede oír la COPE. Deberíamos a provecharlo como reclamo turístico. Por su efecto balsámico.