29.4.08

Seifert

Vuelve Luis Sáez de su viaje a Praga con un detalle que le agradezco de corazón: un hermoso libro de Jaroslav Seifert, Milostná piseň. Al parecer se traduce por Canciones de amor. La edición es del 54. Uno, es obvio, no sabe checo. Leyó, eso sí, hace mucho al poeta de Praga gracias a otra poeta checa de adopción, Clara Janés. Tampoco me disgustó su autobiografía, Toda la belleza del mundo; un libro que no le gustó casi nada a otro praguense de pro, Gonzalo Hidalgo.

28.4.08

Delante

Después de ver aquello, uno se ha acordado de ese pintor que siempre titula sus exposiciones de la misma manera: "Pecharromán y...". Goya, Velázquez, Zurbarán...

26.4.08

La última verdad

Cuando vi la carta, me sorprendí. ¿Quién podía escribir así? Dos palabras me dieron la clave: hemorragia y cabeza. En efecto, quien comenzaba preguntando "¿Me recuerdas?", José Luis Martínez, ha sufrido un ictus y para comunicarse por escrito ha tenido que aprender a escribir con la mano izquierda. Sí, la parte afectada es la derecha. Esto lo he sabido después, gracias a un común amigo que me confirma que conocí a José Luis en Valencia, en la lectura que uno hizo en el Palau. Me acuerdo. Sé que, por suerte, se recupera a marchas forzadas y que "hace sólo unos días, en la FNAC de Valencia, presentó el libro y allí estuvimos todos sus amigos arropándolo", cuenta mi corresponsal. Se refiere a Florecimiento del daño, XIX premio "Cáceres", que venía junto a sus afectuosas palabras. Son poemas muy mediterráneos, llenos de claridad y de luz. "Vivimos para ver", escribe. Estamos ante "la cumbre lírica de un poeta casi secreto, pero esclarecido de voz y de verdades", como dice Vicente Gallego en el hermoso texto de la contracubierta. Hace unos días, comentaba Basilio Sánchez que los poemas de Álex Chico no son mera literatura, en el peor sentido de la expresión, sino versos muy apegados a su vida. Cabe decir otro tanto de los de José Luis Martínez. Son poemas que uno siente cercanos a la suya. Esa vida que, de alguna extraña manera, es también la de todos. Al menos la de sus lectores.
Con su caligrafía temblorosa pero nítida, el autor me dedica el ejemplar con las palabras certeras del último verso del libro: "Tu última verdad te espera dulce".

22.4.08

Ópera prima

Ayer presentamos en Plasencia el primer libro de Álex Chico. Bueno, a instancias de la concejalía de cultura del ayuntamiento, habló de La tristeza del eco el poeta cacereño Basilio Sánchez. Luego, el novísimo esbozó una poética y leyó unos poemas que vinieron a justificar de sobra que habemus vate. Uno se limitó a acompañar. Y a alegrarse, que para penas...
Hubo mucha gente. Familia, sí, pero también amigos, vecinos y no pocos maestros. Bueno, y maestras, para que nadie se me enfade.
Dije que daba gusto ver el libro de Chico y lo comparaba, ay, con el primero, tan penoso de aspecto, que publicó uno. Como he dicho en más de una ocasión, en estos detalles se nota el salto cualitativo que hemos dado: en los libros que se vienen publicando de unos años a esta parte en esta tierra. Al menos, si se me permite la licencia, por parte de la Editora Regional.

Jacha, jigo, jiguera

y no.

Ironía

Ya lo dice Santiago: cuidado con la ironía. Lo recuerdo a menudo. Luego está lo de la inteligencia, claro; que la una sin la otra... Dice uno "famosa enciclopedia internáutica" y va el castúo y cree que se la elogia. Señor, qué ganao.

18.4.08

La poesía de Antonio Moreno

Ya he comentado más de una vez el profundo aprecio que siento por la poesía de Antonio Moreno (Alicante, 1964). Como bien dice Carlos Marzal, puede que no sea "uno de los más conocidos por el público -si es que el público existe para la poesía-, pero estoy seguro de que sí lo es entre los buenos lectores". Trapiello, con el olfato que le caracteriza, ha publicado en La Veleta su poesía reunida ("revisada y corregida", precisa el autor) bajo el título de Intervalo. De la palabra dice el diccionario de la RAE: "Espacio o distancia que hay de un tiempo a otro o de un lugar a otro". En la nota preliminar, Moreno declara que "la relectura conjunta de estos versos (...) ha servido para reafirmar mi certeza de que la totalidad de ellos constituye un cuerpo unitario". Sí, estamos ante "el mismo libro"; siempre igual pero siempre distinto. Un libro único, cabe añadir, porque esa unidad se funda en un tono inconfundible, en una voz propia, que le diferencia de otras voces y otros ecos. Está uno a gusto en medio de esa "ínsula kantiana", como él la califica, plena de verdad, bondad y belleza. En este libro, ay, uno se podría quedar a vivir.

17.4.08

Más sobre Coppola

Mi querido Miguel Fernández-Cid escribe en El Cultural sobre el fotógrafo Horacio Coppola. Allí encuentro una referencia muy interesante: Juan Manuel Bonet "prepara un libro sobre el fotógrafo, con largas conversaciones en Buenos Aires".

16.4.08

Un castillo

Alberto ha encontrado un dibujo que le hizo Fernando en Chiclana. Se había traspapelado. Mejor, lo tenía Leticia guardado en su cuarto. Bueno, él ha dicho otra cosa. Es de un castillo, a lápiz. El folio está algo arrugado. Por la humedad de entonces. Al pie de la fortaleza se aprecia el buen pulso de nuestro amigo en la composición de unos árboles. Está fechado en agosto de 2003. Recuerdo perfectamente aquel día. Lo recordamos, mejor. Así, en plural. Por eso, al ver el dibujo y, de golpe, vernos allí, en la playa, paseando por el pinar, sentados en el porche, bañándonos en la piscina o comiendo arroz, me ha dado un vuelco el corazón. Hay cosas que no se olvidan porque hay personas que no se van.

El lector (homenaje)

Cuando uno llegó, GHB ya había estado allí.

Horacio Coppola

Uno lo descubrió hace unos años gracias a Juan Manuel Bonet, que me envió el catálogo de su exposición en el IVAM. Incluso escribí un poema a partir de una de sus fotografías de Buenos Aires. Está en Mecánica terrestre.
Ahora llega a Madrid de la mano de la Fundación Telefónica. Habrá que ir a la sala de la calle Valverde. Por si acaso, aquí se pueden ver algunas de sus magistrales instantáneas (un decir).

15.4.08

Sensible

Hoy está uno sensible. Camino de Mérida, recordé que mi hijo se irá este verano a Irlanda y empecé a echarle de menos. Entré luego en el blog de los broches de mi hija y me emocioné como un bobo leyendo los pies de foto, a pesar de las tildes ausentes y de alguna falta de ortografía. Hablé por teléfono con mi mujer y se me hizo otro nudo en la garganta. Será la primavera, me digo. O el clima que provocan los relatos de Askildsen. Me han llegado al alma, si se me permite una expresión tan poco adecuada en el contexto del noruego. "Jamás lo comprenderé -dice un personaje de "El clavo en el cerezo"-, gente adulta escribiendo poesía".

Épica

He vivido en lugares importantes,
en tiempos en que el hombre ventilaba
asuntos trascendentes: de quién era
un pedregal, una tierra de nadie
de dos varas, reclamada con bieldas.
Oí a los Duffys gritar: “¡Te den por saco!,
y vi al viejo MacCabe, descamisado,
desafiando el metal pisar un prado:
“¡Eh, las lindes son estas piedras de hierro!”
Fue el año del lío de Munich. ¿Qué
fue más importante? A punto estuve
de perder mi fe en Ballyrush y Gortin,
pero al fin el espíritu de Homero
me vino a confesar entre susurros:
“De disputas de aldea hice la Ilíada.”
Los dioses crean su propia importancia.

Patrick Kavanagh (traducido por

14.4.08

Askildsen

Nunca había oído hablar del escritor noruego Kjell Askildsen. Primero, me llamó la atención la fotografía de Bruce Davidson que ilustra la cubierta de Todo como antes (Lengua de Trapo/Debolsillo); inmediatamente después, que el prólogo del libro fuera de Julián Rodríguez. Era (siempre lo es) una garantía. Ahora estoy encantado de haberlo conocido. El "Diccionario Askildsen" que abre el volumen es, además de una lectura del autor nórdico, una poética del propio Rodríguez. "Siento la necesidad de ser seco, de decir las cosas con lo menos posible", dijo Antonioni (en alusión a la música de sus películas), pero también lo podría haber dicho Rodríguez a propósito de lo que escribe. Y Askildsen, por supuesto.
Decía aquí atrás que uno no era buen lector de relatos. Puede ser. De lo que sí estoy seguro es de lo mucho que he disfrutado de la prosa desolada y exacta del lúcido autor de "La colisión". Donde dice: "No hay nada que decir, pensó, ella no lo entendería, no tiene ningún abismo dentro".

Igualdad

Es curioso. Fernández Vara nombró Consejera de Igualdad y Empleo de la Junta de Extremadura a una joven mujer de 34 años a la que conoció en la campaña electoral de las elecciones autonómicas. Rodríguez Zapatero ha nombrado Ministra de Igualdad a una joven mujer de 31 años a la que conoció en un mitin de la campaña a las generales.

13.4.08

Escritores extremeños

A los ya mencionados rescates de obras capitales de Gonzalo Hidalgo y Eugenio Fuentes, hay que sumar, en lo inmediato, nuevos libros de Ada Salas (acaba de publicar en Hiperión Esto no es silencio), Julián Rodríguez (en Debolsillo reaparece Unas vacaciones baratas... y llega Cultivos, en Mondadori), Ángel Campos Pámpano (que anuncia su poesía reunida en Calambur), Basilio Sánchez (flamante premio Tiflos), Santiago Castelo (con entrega a punto en la sevillí Point de Lunettes), Antonio Méndez Rubio (muy reciente su Para no ver el fondo y a punto de ver su poesía completa en la Editora)... Ya que aludo a ella, en esa misma colección ha aparecido el primer libro de Álex Chico, La tristeza del eco. Dará que hablar.
Vendrán otros con sus provincianas cantinelas. Llegarán los mismos con sus nóminas absurdas. Puro humo. Nada ni nadie puede desmentir lo obvio.

Colinas

Ayer por la tarde, nos acercamos a Salamanca para visitar la exposición "Antonio Colinas. Cuarenta años de literatura". Gracias a la autovía, el viaje a esa ciudad tan nuestra es cada día más corto. De paso a la Casa de las Conchas, tomamos el preceptivo café del Novelty. Entre propios y extraños, la plaza estaba abarrotada. El ambiente, desapacible.
En 1968 empezó a escribir Colinas y en el 98, hace diez, decidió -decidieron, mejor- dejar Ibiza y abrir casa en Salamanca. Lo comentábamos Yolanda y yo mientras atravesábamos la Gran Vía: qué bien han sabido elegir sus lugares.
La exposición es sobria y sencilla, como el propio Antonio. Como su poesía. Fotografías, algunos retratos, cartas y, sobre todo, libros: primeras ediciones de sus numerosas entregas, abundantes traducciones, un puñado de homenajes, colaboraciones en distintas revistas, trabajos con distintos artistas, tesis doctorales sobre sus poemas, composiciones musicales inspiradas en ellos... Cuarenta años, en fin, de poesía. Un emocionante paseo por la vida (que es su obra) de uno de los poetas fundamentales del siglo veinte español y, más allá, uno de los que a mí más me importan.

11.4.08

Poesia e Natura

Coral García, traductora española de Mario Luzi, me envía desde la toscana Prato una antología con ese sugerente título al que se añade, para precisar, Nuova coscienza ecologica. Está editada por la profesora Martha Canfield (autora de la introducción, titular de la cátedra de Lengua y Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Florencia), Ivano Malcotti y Alessio Brandolini y la publica Le Lettere. De los tres son las traducciones que componen el volumen. Poemas, entre otros, de Bonnefoy, Enzensberger, el citado Luzi, Magrelli, Montejo, Pacheco o Szymborska.
Cuando falta poco para que, desde Extremadura, demos a conocer un proyecto relacionado con este asunto, me alegra conocer esta propuesta, en sintonía con caducas y anacrónicas preocupaciones de poetas bucólicos y preindustriales como uno.

10.4.08

Ullán dixit

"En la tribu poética predomina lo que en las restantes: el pavoneo, la cursilería, lo melodramático, los visajes de humildad, el empalago, los aires trascendentes, los sepulcros blanqueados... Hay que resignarse. Uno se consuela, a veces de uno mismo, recordando las palabras de René Char: 'No me interesa un hombre sin defectos. Es como una montaña sin grietas". (en El País)

Glocalización y Güiquipeya

Con este título, Manuel Pulido Mendoza, doctor en Filología por la Uex e investigador postdoctoral de la Junta de Extremadura en la New York University, publica una carta en El Periódico Extremadura. Como diría aquél, competamente de acuerdo.

8.4.08

¿Estremeñu? ¿Güiquipeya?

Nunca pude imaginar que el disparate llegara tan lejos. En poca estima se tiene la famosa enciclopedia internáutica. En menos, quienes propician el absurdo. Pena.

8 de abril

Hoy hace ocho años que murió mi padre y veintidós que nació mi hija. Para sobrellevar de la mejor forma posible este eterno diálogo entre la vida y la muerte, leo y releo Ararat, de Louise Glück (en traducción de Abraham Gragera). "El alma es silenciosa./ Si habla pese a todo/ lo hace en sueños".

7.4.08

Refrán

Cada maestrillo tiene su poetilla.

Castelo lee su "Elegía a Fernando Pérez"

Me lo contó Celes con la debida emoción: Castelo había leído en el Aula Jesús Delgado Valhondo de Mérida su inédita "Elegía a Fernando Tomás Pérez". Ahora, en diferido, veo y escucho al poeta y también, cómo no, su lectura me sobrecoge.

4.4.08

Carta de Buenos Aires















Antonio M. Flórez está de viaje por América. Brasil, Argentina... Desde allí me envía esta fotografía. "Si en Brasil estuve en el llamativo Porto Alegre Dá Poesia como participante -me cuenta-, en Buenos Aires estuve, sólo como asistente, en No hay ciudad sin poesía. Un evento bastante interesante con actos en distintas partes de la ciudad. El que más me gustó fue uno realizado en el parque San Martin de Tours, frente al Palais Glace. En él, Santiago Kovadloff, un hombre bastante reconocido aquí, hizo una musicalización y puesta en escena estupenda de poemas de Fernando Pessoa, a ritmo de fado. El acto. al aire libre, convocó a unas doscientas personas, unas cien sentadas en sillas y las otras, tiradas en la hierba verde del parque. Caía la tarde y corría fresca la brisa !La poesía no vende, pero cómo convoca en todo lado!".

1.4.08

Artistas de la noche

Los artistas de Rajoy, esto es, quienes nos levantamos muy temprano para ir a trabajar (rebajo incluso en una hora la marca fijada por el líder del PP), volvemos a la noche por el dichoso cambio horario. No niego que sea lo natural para ese gremio tan despreciado por los populares, que tan intensamente la ha vivido, como suele decirse. Uno, sin embargo, que tiene poco de artista y que siempre la ha detestado, echa de menos los días aquellos en que salía a la carretera con las luces del alba ya encendidas y con los faros del coche a punto de apargarse.