30.11.13

Cumbreño en La Puerta

Una vez más, Cumbreño, que a uno se le antoja apellido de torero, llegó a Plasencia y abrió La Puerta de Tannhäuser, que no es una plaza literaria cualquiera. Estuvo muy bien acompañado. Para ayudarle en la lidia de sus dos últimos libros: Made in China (Luna de Poniente / De la Luna Libros) y La temperatura de las palabras (Álogos / La Isla de Siltolá), echó mano del placentino Víctor Peña Dacosta, aunque no lo parezca, todavía poeta inédito. Supongo que todos se han fijado en las caras graves y circunspectas que adoptan los escritores y quienes les acompañan en las presentaciones de libros, que dan como resultado fotografías de carácter dramático. Pues bien, VPD tiene el talento de lograr todo lo contrario: que una sonrisa permanente, con ataques puntuales de risa y hasta de carcajada, ilumine el rostro de los presentes, lo que hace todo mucho más llevadero. Sí, porque esa ceremonia tiene su aquél, que no siempre agrada. Uno, que a las ocho y media de la tarde (ahora noche cerrada) está ya cenado y casi dormido, tuvo que hacer un gran esfuerzo para salir de casa, con el frío que hace, y bajar hasta la calle Zapatería, esquina Arenillas, en busca, ay, de la poesía perdida. Luego, claro, el paseo mereció la pena, porque Peña estuvo ágil, lúcido, ocurrente y divertido y Cumbreño a la altura de sus obras, de las que, por cierto, ya se habló aquí. 
Tras el análisis del primero, leyó el segundo. Poemas y fragmentos de una y otra que no dejaron de ser líneas de ese mismo libro, plural y ajeno a un determinado género, que el cacereño viene escribiendo desde hace años. Y publicando, claro. A buen ritmo (según los cálculos de Peña, a una media de 0,8 libros al año), sin desmayo, compaginando esa tarea insomne con la edición de libros, donde la media se multiplica hasta extremos paradójicos tratándose de una empresa liliputiense. 
Ninguna celebración mejor, se dijo uno, para el Día de las Librerías. Y eso debieron pensar también otros. Como Chose, que vino con él (y sin niños); mi compañero José Luis Carrión, casado con una tía del poeta; Manolo, padre del presentador (y no sé si apoderado, que bien podría, siendo el salmantino) y, cómo no, los anfitriones, Cristina y Álvaro. El resto de la sala estaba lleno, pero de gente joven y de mediana edad que uno, solitario empedernido, en su mayor parte desconoce. No creo que se aburrieran.
Subí contento, calle del Rey arriba, y aproveché para tomar el fresco, que son muchos los meses de calor que se sufren en este pueblo. Al pasar, no sé si por lo extraño del sitio y de la hora, noté la Plaza de lo más animada.
Ya en casa, ojeé los libros de Chirinos, Santamaría y Pimentel que el Cumbreño editor me había regalado. Tan generoso, sí, y tan buena gente como el poeta. 

29.11.13

La lluvia

Que, a pesar de Borges, no siempre sucede en el pasado. No al menos para Antonio Rivero Taravillo (Melilla, 1963), autor de La lluvia, que publica, en una hermosísima edición, la sevillana Renacimiento y que sucede, en lo que a libros de poesía se refiere, a Farewell to Poesy, El árbol de la vidaLejos.
No es cosa de descubrir a estas alturas a Taravillo, un tipo inquieto donde los haya, y menos aquí, en un rincón que frecuenta. Por lo demás, son numerosas las reseñas que ya ha merecido esta entrega.
Uno se queda con la claridad y la sencillez de una poesía escrita en el tono bajo de las confidencias, tan fiel a las impresiones. Con los poemas breves, sobre todo, acaso porque lo que él dice se ajusta mejor a esa medida. Como al aire oriental, que le sienta tan bien a esta manera de ver y de decir; que cala, se diría, en estos versos como el agua que cae del mismísimo cielo. Por ejemplo, en la occidental Irlanda.
Predomina, sí, lo escueto. Las distancias cortas. La memoria. Lo cotidiano, que reflejan mejor que nada los objetos: el frigorífico, las gafas...
Serenan estos versos. Y acompañan, como sólo saben hacerlo los amigos. Sí, epifanías. 

28.11.13

Adivina

Aquí se puede escuchar la larga conversación que manutuve anoche con el periodista José Carlos Macías en Canal Extremadura Radio. En su programa "Adivina quién viene a cenar esta noche". 
Por cierto, agradezco no sólo la invitación a Macías, sino también las opiniones de Santiago Castelo, Miguel Ángel Lama, Carlos Medrano, Santiago Antón y Álvaro Hurtado que colaboran también en la entrevista.

Júdice

Francisco Seco / El País
Con motivo de la entrega del Premio Reina Sofía de Poesía, Antonio Jiménez Barca ha entrevistado a Nuno Júdice para El País
De paso, Antonio Sáez Delgado traza un certero perfil del excelente poeta portugués bajo el título "El sencillo verso de lo grave".
También en el El Cultural.

Ministros

Todo es susceptible de empeorar, sí. Por ejemplo, un ministro de Cultura. Como el cantamañanas venezolano. Barbarito tenía que llamarse. Al parecer, fue abucheado en el Centro Comercial Ciudad Tamanaco de Caracas tras una inspección del local de Instrumentos Musicales "Piña Musical". ¡Y nos quejábamos de nuestro Wert!

Forges / El País

27.11.13

Cuatro libros

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Aunque a uno le gustaría hablar por extenso de todos los libros que lee (y que merecen, a mi modesto entender, ser comentados), el tiempo manda. Por mucho amor al arte que se tenga. Peor sería ni siquiera nombrarlos, se dice uno a modo de consuelo.
Cuatro traigo hoy a colación. El primero, Una copa de Haendel, de José María Jurado (Sevilla, 1974, aunque criado en Cáceres), lo publica La Isla de Siltolá en su colección Tierra. Está dedicado "A la clara memoria de Miguel García-Posada, a quien se brinda también el último poema, "La quencia", título homónimo de uno de los libros de memorias del añorado crítico y poeta sevillano.
El libro, o eso me ha parecido, tiene un aire de otro tiempo. Y no por anacrónico. Más bien por intemporal. O por su indudable tono clásico. Culturalista, en el mejor sentido, sin por ello ocultar el aire veneciano de nuestros novísimos, con Venecia y todo. De los novísimos y, añado, de cierta poesía andaluza de los ochenta que remite a modelos anteriores: Cántico, por ejemplo, donde el círculo se cierra. Y no sólo. 
De la musique avant toute chose, diríamos de nuevo con Verlaine. Sí, prima el sonido. El impecable ritmo de los versos (que no desdeñan el poema en prosa) tanto como las constantes referencias a músicas y a músicos: Chopin, Schönberg, Gerstwin, Schubert... Sigue el arte: la pintura ante todo: Gris, Turner, Klimt, Friedrich...
El libro no podía empezar mejor: "Chejoviana" es un poema estupendo. El resto no deja de ser un intenso paseo por el lujo, la belleza y, ya se dijo, la música y el arte. 
Cerca del origen, el segundo, es la ópera prima del poeta extremeño Fernando de las Heras (pacense del 81) y lo publica la Editora Regional de Extremadura en la colección Poesía que cambia de aspecto, y mira que el anterior era bonito.
Se abre con una cita de Joan Brossa donde leemos: "Entre las letras del abecedario aún queda mucho por decir".
Formado, como tantos poetas de aquí, en la Universidad de Extremadura (con estancias, en su caso, en Lisboa y Lieja), su poesía tiene aliento metafísico (o de orden filosófico) y, por eso, sus poemas son densos y discursivos, donde abunda el tono de la meditación.  
Prima, o eso me parece, lo intempestivo. Ese aire intemporal, digamos, sobrevuela sobre una indagación, entre histórica (o pre-histórica) y científica (o de ese tenor), en torno al origen o a los orígenes, algo que se ajusta perfectamente al título del libro.
Hay poemas muy logrados. Así, "La ley del cielo", "Fe de erratas", "En la danza sufí", "El don de habitar"... Me han gustado especialmente los poemas breves, que, ya se dijo, escasean.
He anotado algunos versos sueltos: "Y dentro de la luz / la palabra", "qué camino tomo para perderme?", "Tenemos el único propósito / de aprender a ser mortales". 
No le falta dignidad a la obra ni, siquiera sea por su título, originalidad. Tampoco ambición. Se aprecia un tono sostenido, una voz personal, un camino propio y una unidad que dice mucho de Fernando de las Heras. Habrá que permanecer a la espera de nuevas entregas, aunque a uno le parece que, leído lo leído, este hombre llega dispuesto a quedarse. Tiempo al tiempo. 
Se nos recuerda, en fin, que el libro obtuvo una Beca a la Creación de la Junta de Extremadura en 2008. ¡Qué tiempos!
Un lugar en el que nunca he escrito, el tercero, es la segunda entrega poética de Aitor Francos (Bilbao, 1986) y la publica Renacimiento. A Francos ya le mencionamos aquí, a propósito de su ópera prima, Igloo, que tuvo edición doble: en la editorial de Abelardo Linares y en la liliputiense de Cumbreño.
Bilbao y la poesía urbana están en la base de este libro. Y la poesía, sobre la que se reflexiona o a la que se hace mención constantemente. Con forma de soneto (catorce versos endecasílabos en cuatro estrofas, dos de cuatro y dos de tres, pero sin rima), estos poemas recuerdan, por su tono: desenfadado, coloquial, claro, a Juaristi, por el paisanaje, o a Luis Alberto de Cuenca, por su atmósfera de serie negra. Hay mucha literatura (muchas lecturas) dentro y no poca música. Prima la ironía ("Me temo que no pasaré a ser / un mediocre poeta provinciano"). Incluso apunta a veces el sarcasmo. Y hasta cierto malditismo, propio de la vida en la ciudad hostil. 
Varios poemas me han gustado especialmente: "Hrönir", "Narkissos", Bibliomanía" (una suerte de paradigma: "No me conviene repetir estilo / por el bien común de los contrarios") o "Tristerías de Laforgue". 
"La poesía -escribe Francos- es un silencio / que no alcanzaremos a pronunciar / enteramente". 
En el cuarto, El principio celular, reúne Jorge Barco (Salamanca, 1977) poemas escritos entre 1998 y 2013. Está publicado por Origami y la cubierta de Pablo Gallo, he de reconocerlo, me gusta mucho. 
Ya desde el principio se aprecia que Barco está inclinado a divertirse y a divertirnos. Su desenfado es elocuente desde el mismo título (que no surge del mundo científico, como pudiera parecer, sino del Reglamento Penintenciario: Artículo 13 del Real Decreto 190/1996, de 9 de febrero), sigue con el prólogo y sienta bases firmes en el primer poema: "Para qué sirve Jorge Barco". De ahí en adelante todo es ironía, humor, disparate, boutade, juego, exabrupto, etecé, eceté. Chiste, incluso. Todo envuelto con mucha literatura (referencias, lecturas): Pessoa, Virgilio, Gimferrer, Colinas... Por más, cabe precisar, que a quien remite esta poesía es a eso que llaman "realismo sucio", siquiera sea para reírse de él. 
Parece que Barco escribe con suma facilidad, que todo en su poesía es espontáneo. Y muy simple. Por cotidiano y de todos. Eso sí, aunque no siempre ocurra, esa presunta desenvoltura puede acabar volviéndose en su contra. Cuando adquiere tintes de ocurrencia. Entonces, lo sencillo torna simple, incluso superficial. Insisto, no ocurre por sistema, pero el peligro acecha. Y en alguna ocasión, salta. 
No es menos verdad, según creo, que tras la aparente, continua juerga verbal subyace la melancolía, el desgarro, la desazón, el desesperado mal de vivir. Y la reflexión, claro. No todo va a ser jijiji y jajaja. 
Entre las continuas referencias a Laetitia Casta y al "mundo real" (el que quiere Zadie Smith, ajeno a los paseos junto a un lago), más allá de las irreverencias, la provocación y el escándalo, late una poesía bien trabada, donde el amor es parte fundamental y el humor, ya digo, norma. 

26.11.13

GHB en El Cultural

Fernando Díaz de Quijano (qué oportuno apellido) entrevista a GHB en El Cultural del diario El Mundo (gracias, Zoki). Hoy, que se presenta en la librería La Central de Madrid La sed de sal. El pasado sábado me comentaba que la conversación telefónica fue larga y que el periodista había leído la novela. Conviene destacarlo. 

P.- El crítico de El Cultural Ricardo Senabre, además de proclamar su excelencia, ha dicho de usted que es un escritor minoritario, entre otras razones, por “la índole extremadamente culta de su escritura”. ¿Está de acuerdo? ¿Cómo concibe su prosa?

R.- Me gusta que la prosa tenga intensidad poética y un ritmo marcado. Le doy muchas vueltas a las frases hasta que me suenan bien. Me reprochan a veces que pongo demasiados adjetivos, pero lo hago por musicalidad. De hecho, se me hace cuesta arriba leer una novela que no tenga intensidad en la prosa. Cada vez me gusta menos la prosa meramente informativa. Lo del exceso de culturalismo en mi literatura es cierto, pero creo que La sed de sal es mi novela más llevadera en ese sentido.

25.11.13

Una carta para Wert

Cadena Ser
"Apenas queda tiempo para preparar, como el acontecimiento exige, el IV Centenario de la segunda parte del Quijote y de la muerte de Cervantes. En Inglaterra ya están trabajando a fondo en la celebración del aniversario de Shakespeare, que murió el mismo año y, según algunos, el mismo día que Cervantes. Aquí, en España, hay gentes cerriles que carecen de tiempo para semejantes menudencias, desbordado como estás en tu esfuerzo de arruinar el teatro y el cine, agrediéndoles generosamente con un IVA del 21%, mientras en Noruega es del 0%; en Francia, del 2,1%; en Suiza del 2,5; en Grecia, del 6,5%.
Y lo más hiriente del caso para el PP, querido ministro, es que José Luis Rodríguez Zapatero anunció desde la oposición que se proponía celebrar con la debida grandeza el IV Centenario de la primera parte del Quijote y, ya en el poder (...), se volcó en robustecer a lo largo de todo el mundo la figura de Cervantes". 
El autor de este texto no es precisamente un izquierdoso, ni se ha publicado en El País. Todo lo contrario. Es de El Mundo y lo firmaba ayer, en su sección Las cartas boca arriba, el muy pedante y engolado Luis María Anson, de la guardia pretoriana pepera. Está dedicado, cómo a no, al inefable Wert. 
"Para ti, Cervantes no es más que un pardillo que escribía novelas", le dice un poco antes. Uno se compadece de José María Lasalle, al que también cita el exdirector de ABC. Qué papelón el suyo. Trabajar con ese hombre... 

24.11.13

Carta de San Vicente

El viernes, según lo previsto, se celebró, como cada año, el homenaje en memoria del escritor y poeta Ángel Campos Pámpano, a punto de conmemorarse el quinto aniversario de su muerte. Fue en su pueblo, San Vicente de Alcántara, en la Ermita de Santa Ana, que se quedó pequeña.
De los anunciados, sólo faltaron dos amigos: Basilio Sánchez (Lama leyó un emocionante texto suyo) y el poeta aragonés Ángel Guinda. Otros muchos se sumaron desde la distancia: Carlos Medrano, Jordi Doce, Claudio Rodríguez Fer, José Antonio Zambrano, Manuel V. González Antonio y Luis Sáez...
En la mesa, durante la primera parte, el citado Miguel Ángel Lama, coordinador del acto, junto al pintor Javier Fernández Molina y Emilio Torné.
El primero explicó la génesis, algo rocambolesca (muy a lo Pámpano: tales para cuales), de El río Guadiana, obra gráfica de la Biblioteca Errante, con pinturas suyas y textos manuscritos de Ángel y Carlos Lencero. Un libro de artista que ha tardado veinte años en ver la luz. 
A continuación, tomó la palabra  Emilio Torné, editor de Calambur (donde apareció la poesía completa de Pámpano) y viejo amigo suyo (no en vano fue el encargado de diseñar los primeros números de la revista Espacio/Espaço escrito), para hablar de Blanco comienzo. La luz en «Sarteneja», una hermosísima plaquette (que a Angelito le hubiera encantado y que se regaló a todos los presentes) con unos poemas inéditos dedicados a su amigo Javier (que ilustra la cubierta: las palmeras de la finca familiar) con motivo de la muerte de su padre, en el mismo tono elegíaco de los que componen el, acaso, mejor libro de Campos: La semilla en la nieve.
Fue entonces, creo recordar, cuando cayó de la cúpula de la ermita un trozo de escayola que de milagro no nos amargó la velada. La presencia de Ángel, ay, se hizo notar. 
Siguió, ya en la segunda parte, la presentación del número 7 de la revista de poesía El Alambique, dedicado, claro está, a él. Tomaron la palabra, su director, Agustín Porras, y uno de los miembros de su consejo de redacción, el poeta José Cereijo. Después fuimos leyendo algunos de los colaboradores del monográfico: Antonio Gómez, Elías Moro, Luis Arroyo (que leyó un poema de Medrano y una remota traducción pampiana de Ramos Rosas) y uno mismo. En lugar de leer el poema publicado en la revista -escrito desde la rabia, que en parte aprendí del rebelde de Ángel-, opté por "Viaje a Lisboa".
Porras, Cereijo y Torné leyeron poemas de La semilla en la nieve
Destacaría uno la mano maestra que guió el acto: la de Eva María Romero Rivero, antigua alumna de Ángel, sanvicenteña también, y hoy profesora de instituto en Hoyos (no sin pasar por las clases del profesor Lama, que la calificó de "alumna ejemplar").
Y, cómo no, la parte musical, a cargo de David Álvarez (a la guitarra) y  Álvaro Rodríguez, que cantó tres canciones que a uno le sonaron a gloria. 
Impecable la organización, por cuenta de la Asociación Cultural "Vicente Rollano" y otro amigo del alma: José Juan Cuño, y significativa la colaboración de Izquierda Unida de San Vicente (cuya  agrupación local impulsó Campos), como elocuente fue la presencia de Pedro Escobar, coordinador regional de esa formación política, compañero de Ángel en Lisboa, la única autoridad -una suerte- presente en la ermita (que se atrevió con un poema de La semilla en la nieve). El alcalde socialista no se dignó aparecer. Tampoco representante alguno de la Consejería de Educación y Cultura hizo acto de presencia. Mejor, ya digo. La cultura, ya saben, ese desperdicio. 
En lo personal, emociones al margen (a la salida alguien evocó otro homenaje en San Vicente: el que hicimos al añorado Alfredo Gordillo), fue bonito reencontrarse con antiguos amigos: mi querido Luis Arroyo, hermano mayor de todos nosotros, a quien tanto quiso el autor de La ciudad blanca, Elías y Antonio, Emilio, Jacinto Haro... También Carmen y sus hijas, Ángela y Paula, tan altas y guapas como sus padres. Y un gusto conocer personalmente a otros: Agustín Porras y José Cereijo, por ejemplo. 
El rápido viaje de ida y vuelta fue placentero. Cuántos recuerdos entre aquellas curvas perdidas, entre nieblas y veras, del Puerto de Elice. Y, en medio de todo, la presencia viva, sí, de nuestro inolvidable Angelito, que cada vez vive más entre nosotros. 

23.11.13

El profesor Lama

Anoche estuvimos con él en San Vicente de Alcántara, recordando a nuestro querido amigo Ángel Campos. Me refiero a Miguel Ángel Lama Hernández, profesor de la Universidad de Extremadura, crítico literario y bloguero
El Periódico Extremadura publica una conversación con él. 
La serie Letras desnudas, tras un divertido paréntesis, vuelve, qué alegría, a la sensatez. Y por todo lo alto.

-¿Un crítico literario es un escritor al que le gusta ver los toros desde la barrera?
-Un crítico tiene que ser un lector; y no está mal que de vez en cuando se moje, salte al ruedo. Por otro lado, a veces, los toros saltan desde la arena hasta el tendido y son los de barrera los más afectados por el susto.

-¿El escritor debe estar al margen de la política o la escritura puede ser un arma de compromiso político?
-El escritor tiene que ser también conciencia crítica de la sociedad; por eso, no puede estar al margen de casi nada; y menos, de la política.

-¿Vivimos la edad de oro de las letras extremeñas?
-Alguno ha utilizado esa etiqueta, como una manera entusiasta de destacar un momento próspero. Desde luego, es un hecho objetivo que nunca se había vivido un momento así. Decir que vivimos un momento único no es más que constatar una carencia histórica.

Por las librerías


Presentación


22.11.13

Transportes Llera

José Antonio Llera nació en Badajoz en 1971. Es autor de los libros de poesía Preludio a la inmersión (1999), El monólogo de Homero (2007) y El síndrome de Diógenes (2009). 
Con un sugerente título de Transporte de animales vivos, publicado en la colección Libros del Caos, de la pacense y exquisita Artistas Martínez Ediciones, con expresivas ilustraciones de Paco Nadie (otro extremeño en el exilio) que realzan la sencilla pero cuidada edición, llega ahora el cuarto, cuando uno estaba a la espera de sus diarios, Cuidados paliativos. Lo digo porque, más allá del interés que uno tiene por leerlos al completo, están muy relacionados, o eso creo, con el libro que comentamos, del que, por cierto, ya se adelantaron algunos poemas en la antología liliputiense El desierto está creciendo.
En el primer texto, escrito (aparentemente) en prosa (como el resto), ya se menciona la palabra poema: "escribir este poema", dice, para dejar claro que aquí la forma no es lo significante. O que opta por el versículo y el mal llamado, con perdón, poema en prosa.
La voz de Llera no pasa desapercibida, poco importa que se le haya leído antes o no. Desde su primer libro, Llera demostró que era un poeta con sustancia. Vuelve a demostrarlo ahora, y con renovado dominio. Potente, arriesgada, esa voz atrapa al lector y le lleva a territorios insólitos, alejados del tópico y del uso. No es fácil -a mí nunca me lo ha resultado- referirse a sus poemas como podemos hacerlo de otros, más convencionales acaso o de línea más clara, si se me permite la terminología. Con todo, se aprecia un cambio a favor, digamos, del sentido, un apego mayor a las circunstancias personales, a la propia biografía (de ahí lo que dije antes de los diarios). Allí, la vida. Qué si no. Inventada o real. En todo caso, la suya (la identidad; los hospitales, las enfermedades y los medicamentos; "las epifanías de la infancia": el padre, la madre; la muerte...) y de otros: Rimbaud, Heym, Kafka (que visita la casa de Keats en Roma), Wordsworth y Debord... Poemas estos de la segunda parte del libro, compuesta por un puñado de poemas memorables. "Escribimos", titula el primero de la serie. En otros sitios leemos: "Vivir es un placebo", "He conocido el miedo", "No es fácil la ciencia de la humillación", "Mirar no nos esclarece" y "Mirar no nos descifra" o, en fin: "Alguien me pregunta si existo en una lengua que no deseo aprender".
Esta poesía, sí, es certera, acerada, directa, dura. Sin un gramo de grasa. O de autocomplacencia.
"¿Qué dices tú, poeta? ¿Vienes de muy lejos? No sirve ya tu lección sagrada. Pero acaso tu saliva aún selle el cloroformo de las conciencias y abrigue a los lunáticos".
Por el tamaño del libro, dan ganas de guardarlo en un bolsillo, ahora que llevamos prendas de abrigo, para seguir leyéndolo, en cualquier momento y con cualquier excusa. Tiene el tono del libro interminable. Del que acompaña, ilumina y consuela. 

21.11.13

Pámpano

Mañana viernes, tres días antes de que se cumpla el quinto aniversario de la muerte de Ángel Campos Pámpano, tendrá lugar en su pueblo, San Vicente de Alcántara, impulsado por la Asociación Cultural Vicente Rollano, un acto conmemorativo donde, entre otras cosas, se presentará el número que le dedicara la revista El Alambique.
Está confirmada la presencia de numerosos amigos del poeta y se dará a conocer la primera edición no venal de Blanco comienzo (La luz en «Sarteneja»), un puñado de poemas inéditos publicados por iniciativa de Emilio Torné, editor y amigo de Ángel, que incluye una nota de Miguel Ángel Lama



20.11.13

Presentación


Literatura

“Se nos olvidó que la literatura está para conmover en el mejor sentido del término, no para hacer llorar, ni como algo sentimental. Pero sí para conectar con el alma del lector. La literatura se nos volvió una cosa muy intelectual. Yo estaba incluida dentro del paquete de los intelectuales haciendo maromas. Y recordé que cuando yo entré a la literatura, a los 15 o 16 años, ella me consolaba, me ayudaba a vivir, me permitía soñar”. Piedad Bonnett, El País.

19.11.13

La sed de sal

"Escritor es una palabra demasiado grande y no creo que la diga nunca. Digo que escribo. Con la mayoría de los libros he tenido incertidumbre y con éste todavía más. Ni es Conversación ni es Paradoja del interventor, que han tenido una cierta aceptación y, aunque yo tampoco quiero que sean lo mismo, pensaba que éste a lo mejor es una catástrofe". Así terminaba la breve entrevista que le hacía Merche Barrado a Gonzalo Hidalgo Bayal, publicada con motivo de la reciente concesión del premio Extremeños de Hoy
Uno, desde fuera, lector devoto y fiel, si se me permite el exceso, de GHB, no imaginaba calamidad alguna. Al revés: llegaba otra nueva novela de uno de los escritores más interesantes y genuinos del panorama; alguien, me atrevería a decir, que nunca decepciona. Y, lo adelanto, así ha sido. 
El título, La sed de sal, es de nuevo un palíndromo. La dedicatoria, algo más raro: sólo ha dedicado otros dos libros suyos: Certidumbre de invierno, a su madre y La princesa y la muerte, a su hija Blanca. Éste es para María José García Serrano, su mujer. Y de profesora de latín a latines, los de la cita de Lucrecio, de su famosa obra De rerum natura (Libro III, 1080-1081), que abre el volumen. Tampoco es nueva la disposición en capítulos, algunos muy breves. 111 en total. 
Ya desde el principio la literatura se abre paso. Con ese "Llamadme Travel", declarado homenaje a Melville, a las primeras palabras de Moby Dick. La trama, esto sí es novedoso en Bayal, es propia de la novela de intriga, digamos, que no me atrevo a calificar de negra pues uno no ve un producto de género por ninguna parte. Lejos de la intención del autor, o eso creo, iniciar, como otros (Banville, Guelbenzu...), una serie paralela a la otra, ni ve uno a Noé León (otro palíndromo) como protagonista de series al modo de Brunetti (Leon) o Montalbano (Camilleri). No, todo es más simple. O más complejo, según se mire. Un hombre, llamadle Travel, "una suerte de peregrino", viaja a Murania, mochila al hombro, tras las huellas de un hispanista que recorrió la región en los años treinta, el autor de Travel of Murania. Una muchacha huye o se fuga o desaparece y él se ve envuelto en las peripecias que relata la novela. Porque el pasado no vuelve, sino que "nunca se va", Travel recuerda. Y escribe.
Novela, digámoslo pronto, que sin llegar tan lejos como lo hicieron otras de Bayal en lo que al uso del lenguaje se refiere, condicionado aquí por "los subterfugios de la ficción", no deja de ser, ante todo, un elaborado ejercicio narrativo, de estilo, el suyo, que se  funda en el poder de la palabra y que con palabras está escrito. Y con ideas, cabe añadir a pie juntillas, pues que abunda la reflexión, como es lógico, en una historia donde el dilema moral, en abstracto, lo es casi todo. Si algún adjetivo cabe añadir a esta novela de pensamiento, más allá de los inevitables de cervantina y kafkiana, que remiten a dos fundamentos del quehacer bayaliano, este es camusiana, por Camus, del que ahora celebramos algo más que el centenario: su plena vigencia. Un detalle: Travel se encuentra en su periplo por los alrededores de Murania con un escarabajo pelotero. Su visión -y su esfuerzo- le llevan a Sísifo. Y de Sísifo, se dice uno, a Camus... Anécdotas aparte, la impronta moral, reitero la palabra, está en la base de La sed de sal, que no deja de ser una triste, desesperada teoría sobre la condición humana propuesta por Noé León. La que sustenta también, en lo que al pesimismo se refiere (mezcla de inteligencia y lucidez, indeleble marca de la casa), el propio Travel: "La vida es triste". O "la vida es un infierno". O "el tormento es infinito". Son frecuentes las sentencias del tipo: "La vida es cruel con los desventurados", "El hombre está predeterminado para la infelicidad y la desdicha", "Somos rutina más reiteración", "Esto es un hombre: un ser que sufre tontamente, que labra sus padecimientos surco a surco y sin fin"... Habrá quien, en efecto, acabe entresacando de las obras de Bayal una numerosa colección de aforismos, como uno que el narrador señala en esta novela como tal: "A quien nadie quiere con nadie está en deuda". Entre la pena y la nada...
Destacable es también el uso de otro procedimiento filosófico: la paradoja (aquí sin interventor, aunque uno aparezca), tan pertinente cuando de especulaciones y rumias se trata.
En medio de un tórrido verano, en la conocida, áspera geografía de Murania, Casas del Juglar y sus contornos (que espera, por cierto, su mapa), con aires de far west, un puñado de personajes (junto a los mencionados Travel y León, el flaco samaritano, el gordo guardián, el zotalito -"delincuente colegiado"-, el gordo bis, el puto párvulo y pocos más) ponen en pie una entretenida trama minuciosamente tejida por Bayal entre las "disimetrías del azar", con la ironía y hasta la acidez que le caracteriza, y sus dosis de humor, donde no faltan las referencias bíblicas, los consabidos juegos de palabras (aunque, ya se dijo, en menor grado que en otras novelas: "Ancho panza", "Pancha es Castilla", "rimes y ridetes", "nosotros, vosotros, losotros", etecé, eceté), las fábulas (en este caso de Fedro: "siti compulsi"), las latinidades (a propósito de la palabra gemelo) o, en fin, las tonadillas o coplas (afición por lo popular).
Sorprende, como siempre, lo que denominaría sentido lingüístico de Bayal, capaz de jugar con los "sentidos diversos de las frases hechas", de evocar etimologías, de reinventar, diría, el sentido primordial de las palabras... Y todo con una naturalidad pasmosa, como si eso sucediera según va escribiendo, sin más.
Dejando a un lado la historia que sustenta el relato, que debe disfrutar el lector, sí me apetece señalar la cantidad de asuntos, digamos, que perfectamente imbricados en la historia (no se trata de digresiones narrativas al uso), le permiten a Travel y a León (que habla por boca de Travel: "sus palabras son mis palabras", según la convención estilística) entrar a saco en distintas materias. Así, la alegría, la muerte ("ni en sueños está uno preparado para la muerte"), la conformidad, el amor ("el deseo nos condena"), la tristeza (matutina y "boreal") y la melancolía (vespertina y del ocaso), la insignificancia, el doble ("somos seres viceversos"), Dios (que creó un mundo en conflicto para que su presencia fuera necesaria), la familia, el dolor, la felicidad y la desdicha...
No he comentado todavía que toda la novela respira cine (esa pasión confesa) por los cuatro costados. No es sólo La sed de mal, de Welles, ni À bout de soufle, de Godard, sino multitud de "cintas" que en uno u otro momento le resultan pertinentes para abordar tal o cual aspecto de la trama. Diría más, del mismo modo que se aprecia (de manera más o menos subrepticia) una teoría sobre la novela negra o policiaca, (de orden metaliterario), se distingue otra sobre el cine criminal (de orden metacinematográfico).
Con ser ficción, para quienes vivimos, aproximadamente, en Murania y conocemos sus alrededores, la lectura no deja de tener un placer añadido, siquiera sea en perjuicio de la imaginación. La plaza, el hostal, el bar (queso azul, morcilla negra), el librero quijotesco, el río y el chiringuito y las balsas de areneros y la bestia en su noria, la sierra donde se ubica el Arca de Noé... Como para los lectores habituales de Bayal será gozoso reconocer otros sitios y personajes que pasaron ya por otras novelas suyas (se cita a un tal Cálamo, por ejemplo).
Podría seguir, pero me paro. Como la buena poesía, esta es novela para releer. Me atrevería a afirmar que cualquier lector de Bayal termina un libro suyo con la sospecha de que algo se le ha escapado. Bueno, si sólo fuera algo... Termino, pues. No sin declarar que "catástrofes" como éstas son las que uno quiere y no las naturales, debidas al cambio climático. Sucesos (in)faustos que alteren gravemente el orden regular de las cosas, pero para bien. Aquí, el de la literatura. Y de qué modo.

18.11.13

Jordi Doce, lector

Y no un lector cualquiera. Ni un poeta ni un traductor ni un editor. En Las formas disconformes (libros de la resistencia) ha reunido Lecturas de poesía hispánica, como reza el subtítulo. Reseñas, artículos, prólogos, ensayos en suma, de libros de Octavio Paz, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Josep Palau i Fabre, Julio Torri, José Ángel Valente, Ángel Crespo, Antonio Gamoneda, Luis Feria, José-Miguel Ullán, José Watanabe, Juan Antonio Masoliver Ródenas, Andrés Sánchez Robayna, Olvido García Valdés, Mercedes Roffé, Orlando González Esteva, Álvaro Valverde, Juan Carlos Mestre, Eduardo Scala, Pedro Casariego Córdoba, Marta Agudo, Esther Ramón y Julieta Valero, además de escritos sobre la pintura de Albert Ràfols-Casamada y Eduardo Arroyo.
"La nómina, explica, no es caprichosa ni arbitraria: la han dictado la inclinación y el gusto personales, la afinidad con ciertas sensibilidades y modos de entender la escritura (eso que llamamos poética y que, en última instancia, no es más que un modo de la fatalidad)".
"El título de este libro, Las formas disconformes, apunta a una idea que en realidad son dos. Por un lado, el convencimiento de que el poema es la formalización de una energía, una estructura orgánica y más o menos estable en la que se dirimen –sin acabar de resolverse– tensiones de toda índole: psíquicas, ideo­lógicas, musicales, estéticas…(...) La segunda idea es el convencimiento no menos intenso de que toda forma persuasiva se sitúa en una relación de conflicto o al menos de discrepancia con su entorno. Disconformidad, en una palabra".
Concluye: "Siempre me ha fascinado el título que el crítico Ekbert Faas le dio a su estudio de la poesía de Ted Hughes: The Unaccommodated Universe. El poema es justamente eso: un mundo «desacomodado», algo que no está del todo en su sitio, que salta cuando nos acercamos; un bache en el camino pero también la liebre que escapa entre la hierba. Y leerlo implica un sobresalto y un reajuste, la obligación de seguir atento a un camino que nunca se despliega ni revela del todo".
Cuando hace poco me refería, en este mismo sitio, a la "crítica responsable" (a propósito de la incorporación de Irazoki) y a la falta que nos hace en España (que nos ha hecho casi siempre), aludía a ejemplos como éste. El de críticos con criterio, honestos y competentes, que saben leer y que están a lo que importa. Al menos a lo que de verdad le interesa a los lectores de poesía, poetas o no. 

17.11.13

Una poética

"Escribo acerca de lo que sé y de lo que siento y lo que he vivido, que es auténtico y genuino independientemente de que guste o interese, o lo contrario". James Salter.

16.11.13

Los parises de Muñoz Millanes

De La ciudad de los pasos lejanos, de José Muñoz Millanes -que da a la imprenta su primera obra creativa, digamos, no doxográfica o crítica-, pudimos leer un avance en la revista Clarín el año pasado. El arranque de la obra -publicada por Pre-Textos en la preciosa colección Cosmópolis- se sitúa en París, al estallar la guerra civil española. Allí se van a encontrar los escritores Gonzalo Torrente Ballester, Pío Baroja y Azorín, así como el pintor (y escritor) José Gutiérrez Solana.
Este libro -nos informa la nota editorial- se propone seguir, en sus entrecruzamientos y ramificaciones, sus respectivos pasos por la capital francesa en aquellos años.
Azorín es, con todo, el verdadero protagonista. Ahora bien, además de seguir el rastro, las peripecias y andanzas del alicantino (y del vasco, del gallego -a través de su personaje o alter ego Javier Mariño- y del madrileño), como acabamos de comentar, la obra da mucho más de sí. Nos sirve, por ejemplo, de particular guía de la ciudad. Un París benjaminiano que el autor recorre a pie, como le corresponde a un auténtico flâneur (que sabe incluso perderse), cámara, mirada y memoria en ristre (el libro está ilustrado con fotografías de JMM y de su hermana Laura, amén de alguna otra: de Coppola, Kertész, Muller o Trapiello), que tiene una suerte de correlato en otro París: el escrito por Patrick Modiano en sus novelas. Con el autor de La ronde de nuit dialoga constantemente Muñoz Millanes y eso le permite no sólo establecer una auténtica trama modianesca, paralela a la otra u otras, sino trazar también un mapa de la ciudad levantado, con fervor, entre lo vivido y lo leído. 
Cabe añadir que está ideado, ya se insinuó al principio, como obra literaria y a los detalles de esos itinerarios vitales y  librescos, revividos con sorprendente rigor y puntillosidad, hay que añadir una voluntad de estilo, por más que, en el caso de Muñoz Millanes, sea un estilo de los que pretenden no ser notados. 
A falta de París o como complemento ideal a los paseos por aquella ciudad real, el lector podrá disfrutar de su misteriosa luz y de su mejor espíritu gracias a La ciudad de los pasos lejanos. Un libro perfecto para letraheridos con vocación -o destino- de viajeros inmóviles. 

15.11.13

Fumaroli y las librerías

Lello e Irmão / Michael Huniewickz
"Estoy a favor de las librerías. ¡Es el combate de David contra Goliat! ¡Esas enormes maquinarias internacionales como Amazon que comen dinero y no pagan impuestos son ladrones, son vampiros, los detesto, no hay nada más horrible que esos Steve Jobs y compañía! En El Estado cultural yo no dije que el Estado no tiene que intervenir en los temas culturales; lo que dije es que debe apoyar solo lo mejor, y no derrochar en apoyar el rock o el rap y esas cosas que se venden muy bien solas. ¡Apoyar el libro, sí, al cien por cien! O nos convertiremos en subamericanos. En Nueva York todas las librerías interesantes han cerrado, quedan un par de Barnes & Noble, nada más..." Marc Fumaroli con Ignacio Vidal-Folch, El País.

Aula


14.11.13

Una reseña doble

Revista Vida Nueva













Vida de Paddy

En Ítaca, 1946
El domingo dediqué parte de la mañana y algo de la tarde a escribir una reseña del libro Patrick Leigh Fermor, una aventura, de Artemis Cooper (RBA), para la revista Quimera. A escribir y, sobre todo, a corregir. O a podar, por decirlo de otra manera. La envié el lunes, no sin cierta desazón. Sí, es imposible resumir en 4.300 caracteres, por mucho don de síntesis que tengas, las casi 600 páginas que encierran el relato de la apasionante y legendaria vida de Paddy, como le llamaban quienes le conocieron y, en el libro, su biógrafa (para los griegos, Mihali).
Tuve la sensación de que las siete cuartillas de notas escritas con letra menuda y las varias horas de lectura le habían servido a uno de poco en ese delicado momento de verter una opinión acerca de tan ejemplar biografía. Son acaso demasiadas las cosas que no he podido siquiera mencionar. De las más sustanciales (la carta que su madre rompe, las mujeres que le quisieron y a las que amó, la muerte accidental de Yanni, los numerosos amigos y amigas que tuvo -en especial los poetas: Thomas, Betjeman, MacNeice, Spender, Seferis-, la importancia que le daba al estilo cuando escribía, el atentado fallido...) a las más anecdóticas (la noche de bourani, sus experiencias con el vudú, la carta sobre los cangrejos, la travesía a nado -con 89 años- del Helesponto...). Ah, me ha dado mucha pena no poder decir que este hombre, un genuino caballero inglés, incansable y perfecto viajero por el ancho mundo, casi siempre a pie, también estuvo aquí al lado: en Trujillo. 

13.11.13

Antonio Lucas, Loewe

Begoña Rivas / El Mundo
A mediados de la última década del siglo pasado organizó el añorado crítico Miguel García-Posada y Luis Alberto de Cuenca un ciclo en la Residencia de Estudiantes de Madrid en el que uno tuvo ocasión de participar. A la salida de mi lectura, al alimón con Fernando Lanzas (que luego sería Director General con en la etapa de LADC como Secretario de Estado de Cultura en la época de Aznar), me saludó un muchacho espigado, simpático y de llamativa melena. Era Antonio Lucas, incipiente poeta por aquel entonces, que me hizo entrega de un libro suyo que se titulaba Antes del mundo y que había obtenido un accésit del Premio Adonais. Desde entonces no he dejado de leer su poesía y, en alguno de mis esporádicos viajes a Madrid, incluso nos hemos encontrado. En el Palacio Real, por ejemplo, cuando le entregaron el Reina Sofía a Valente, creo recordar, y en otros saraos parecidos. Ahora me entero, por mi amigo Carlos Medrano, de que acaba de ganar el Premio Loewe. Informa de ello su propio periódico, El Mundo. Un importante nombre que añadir a esa nómina. ¡Enhorabuena!

Dos extremeños de Tusquets

No me atreví a decirlo cuando hablé del otoño mágico de GHB. Ahora se confirma: Conversación es finalista del Premio Dulce Chacón de Zafra. Un premio limpio, hasta ahora. Y a partir de aquí, bienal. 
No me gusta nada el desembarco "oficial" en el jurado a consecuencia del sobrevenido apoyo institucional, pero... Denme libros, como dijo aquél. Y nombres y libros hay: Landero y Absolución (Tusquets, 2012), Marsé y Caligrafía de los sueños (Lumen, 2011), Hidalgo Bayal y Conversación (Tusquets, 2011), además de Merino y El río del edén (Alfaguara 2012), reciente Premio Nacional de Narrativa.
Dos extremeños y de Tusquets. Como Fernando Aramburu, que lo ganó hace unos años.
Es la hora del jurado. 

Irazoki, crítico

FJI / Barbara Loyer
Francisco Javier Irazoki amplía su colaboración en El Cultural de El Mundo. Además de su habitual columna Radio París, publicará a partir de ahora en el suplemento reseñas sobre libros de poesía. Ha comenzado con dos que ya pasaron, casualmente, por aquí: Fracaso de Tánger, de Alfonso Armada, y Los pasos revividos, de Hugo Gutiérrez Vega. 
La entrega será quincenal y los libros no serán elegidos directamente por él, sino de entre los que le mande la revista.
Si más pronto alude uno a la necesidad de que se amplíe el círculo de la crítica responsable en lo que a la poesía respecta... Difícil tarea. Suerte.

Suroeste en la red

La revista de literaturas ibéricas Suroeste estrena página web. Para ello ha sido decisiva la colaboración de la Fundación Ortega Muñoz que, con la Junta de Extremadura, patrocina su forma virtual. Estupenda noticia. 

12.11.13

GHB, cumpleaños











A un par de días de que se ponga a la venta en librerías La sed de sal, Gonzalo cumple años. Es poco dado a las celebraciones. Lo comprendo: en eso coincidimos.
El sábado, mientras recorríamos nuestra habitual ruta sabatina, nos contó que cuando era estudiante en Madrid se le olvidaba incluso la fecha y sólo la recordaba cuando llegaba carta de casa con las correspondientes felicitaciones.
Con todo, sirvan de simbólico detalle por el aniversario unas palabras del periodista José Ramón Alonso de la Torre. Aluden al tiempo, de ahí que... Pertenecen a "Sonriendo con prudencia", la crónica del acto de entrega de los premios del diario Hoy y fue publicada en el especial que dedicaron al acontecimiento.
"Álvaro Valverde no exageraba cuando presentó a Gonzalo Hidalgo como un maestro en el ámbito de la lengua castellana. A este señor, con el paso de los siglos, le dedicarán un epígrafe exclusivo en las historias de la literatura de Bachillerato. A él le da lo mismo, pero así será. Incluso será así precisamente porque le da lo mismo. Su discurso fue muy breve y muy intenso: de esos en los que no sobra ni falta nada en 200 palabras. Gonzalo no necesitó forzar la prudencia: la lleva en los genes".
¡Salud!

11.11.13

Iberia, de Pessoa

Iberia. Introducción a un imperialismo futuro, para ser exactos, es el título del libro del poeta portugués, esa confederación de almas que nos sigue asombrando. Lo publica Pre-Textos con traducción, introducción y notas de Antonio Sáez Delgado, nota filológica de Jerónimo Pizarro y epílogos de Humberto Brito y Javier Pérez López. 
Sorprende, sí, la actualidad de esta obra, oportunamente sacada del baúl de los libros perdidos por Sáez, siempre atento a cuanto ocurre en el país vecino, donde trabaja, y a la incesante obra del autor de Libro del desasosiego
Otro Pessoa, uno de tantos, aborda la eterna "cuestión ibérica", más actual, ya digo, que nunca. Su entronque con la "cuestión catalana" aporta, por su lado, mordiente al libro. 
Recuerda Sáez lo que, a su vez, recordó Eduardo Lourenço: que "el antiespañolismo se parece a una enfermedad infantil del nacionalismo portugués") y proclama que "Fernando Pessoa debe formar parte de la tradición portuguesa de los discursos sobre el iberismo", junto a Antero de Quental, Teixeira de Pascoaes o Almada Negreiros. 
Concluye el profesor de la Universidad de Évora que "Se hace imprescindible entender el papel de Iberia dentro del pensamiento y la obra de Pessoa, pero también entender el pensamiento y el papel de Pessoa dentro del pensamiento y la obra de Iberia. Una idea de Iberia, es verdad, con frecuencia heterogénea y poliforme, como si fuese el resumen perfecto de la metáforta de la modernidad". 
Um excelente livro, sem dúvida.

10.11.13

Elogio de la Cultura

La Fundación Loewe sigue celebrando su 25 aniversario, ahora con Elogio de la Cultura, un libro editado por La Fábrica, en colaboración con la Fundación Loewe, donde se reúnen retratos de amigos, colaboradores y simpatizantes de la trayectoria de la mencionada Fundación, realizados por el fotógrafo Chema Conesa. 
Con ese motivo se ha organizado una exposición (Loewe, calle Serrano, 26. Madrid. Del 1 al 16 de noviembre [Lunes a sábado: 10:00 a 20:30h. Domingos y festivos: 11:00 a 20:00h]. Galería Loewe, Paseo de Gracia 91. Barcelona. Del 21 de noviembre al 4 de diciembre de 2013 [Lunes a sábado de 10:00 a 20:30h. Domingos y festivos, cerrado]) con el mismo título donde se muestran los originales.Los elegidos son: Carmen Alborch, Alberto Anaut, Eduardo Arroyo, Luis Eduardo Aute, Miguel Bosé, José Manuel Caballero Bonald, Pilar del Castillo, Penélope Cruz, Carlos Falcó, Iñaki Gabilondo, Víctor García de la Concha, Ángeles González-Sinde, Carmen Iglesias, Modesto Lomba, José Carlos Martínez, Ángela Molina, Estrella Morente, Luis de Pablo, María Pagés, Laura Ponte, Soledad Puértolas, Tamara Rojo, Rosa Torres-Pardo, Mario Vargas Llosa y Luis Antonio de Villena.

9.11.13

Suroeste, 3



Entrevistas

JAIME GARCIA / ARCHIVO ABC
El sábado pasado se publicó una nueva entrevista de Salvador Vaquero en su sección de El Periódico Extremadura. Esta vez con el poeta y periodista Santiago Castelo

-¿Dirigir la Real Academia de Extremadura es un reto para tu vida?

-Es un honor y una responsabilidad. Como todas las Reales Academias son instituciones no suficientemente conocidas pero que hacen una labor extraordinaria, quienes la conocen a fondo lo saben. Su labor es callada, profunda y rigurosa. Comprendo que en una institución de tan corto número de integrantes haya agravios comparativos, pero lo cierto es que los académicos son todos los que están y están todos los que son.

Por su parte, José María Cumbreño ha conversado con Álex Chico para Live CC, un excelente proyecto que sigue demostrando sobradamente su valía.
Por cierto, el placentino firma un interesante artículo sobre otro escritor de aquí, José Antonio Gabriel y Galán: "Gayga, veinte años después", dentro del dossier "Los olvidados", que la revista barcelonesa Quimera ha dedicado a unos cuantos escritores presuntamente arrinconados.

Estudios de Poética

Nace un proyecto concebido y puesto en marcha por Miguel Casado, Olvido García Valdés, Antonio Ortega y Pedro Provencio, que busca promover la reflexión sobre la poesía. Se nos informa de que "tiene su punto de partida en la convicción de que la poesía es el núcleo vivo de la lengua (y, con ella, del pensamiento y la condición humana); un espacio privilegiado de acción y de crítica, de generación de lo nuevo. Estudios de Poética quiere considerar cómo se produce esto en el campo plural de la escritura contemporánea, y cuáles son las relaciones y vínculos con las demás formas del pensamiento y el arte". 
Se organizarán cursos, seminarios y conferencias -que partirán siempre de la lectura y análisis de textos poéticos, ensayísticos y teóricos-, así como recitales de poesía. Ya están programadas las primeras actividades:
1.- De los efectos a los materiales del poema. Impartido por Olvido García Valdés. (Comienzo: Lunes 2 de diciembre de 2013)
2.- La reinvención del verso. Impartido por Pedro Provencio. (Comienzo: Lunes 2 de diciembre de 2013)
3.- La formación de la poesía moderna. El espacio del Simbolismo. Impartido por Miguel Casado. (Comienzo: Marzo de 2014)
4.-Ciencia y poesía: modelos y visiones del mundo. Impartido por Antonio Ortega. (Comienzo: Marzo de 2014).
Más información en la web de Función Lenguaje (Centro de Literatura Aplicada de Madrid).

8.11.13

JMMJ: una conversación con los difuntos

"La misión de los libros sobre literatura consiste en explicar, ponderar y ayudar a penetrar en otros libros. Sin embargo, el prurito cientificista ha hecho que abunden cada vez más títulos que, pertenecientes a ese género, terminan mirándose el ombligo, como si las obras de que se ocupan fueran una excusa para mostrar la bondad del método. Ejemplos de ese nocivo amor propio, rigurosamente onanista, los hay de cualquier escuela: estructuralistas, defensores del “texto en sí”, deconstruccionistas, valedores de la semiosis infinita o, tanto monta, de la inexistencia de significado: en todas partes (y en todas las artes) cuecen habas.
El esoterismo terminológico prolifera como la mala hierba, aunque a veces solo sea cáscara de un fruto vano. Las gozosas incursiones en la literatura, donde el autor, por lo general un profesor o teórico literario, se dirigía al lector común y no a sus pares, han ido disminuyendo según aumentaban los productos de la erudición de acarreo, la bisutería pedagógica y la prosa mazorral." Fin de la cita. Cuando leí estas iluminadoras palabras de Ángel Luis Prieto de Paula en una tribuna de El País, "Conversación con los difuntos", uno aún no había leído Clásicos vividos (Acantilado), el libro del poeta, traductor y profesor José María Micó (Barcelona, 1961) al que hace referencia. Sólo ahora comprendo en su verdadera dimensión el encendido elogio que le dedica el crítico y profesor de la Universidad de Alicante. De catedrático a catedrático. 
El volumen, una auténtica joyita, publicado cuando su autor cumple la delicada edad de cincuenta años, reúne diversos ensayos literarios, elegidos cuidadosamente, sobre un puñado de escritores que "me han distinguido, dice Micó, con su amistad": Petrarca, Jordi de Sant Jordi, Ausías March, Ariosto, Mateo Alemán, Cervantes, Góngora, Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez y Eugenio Montale. Autores, confiesa, a los que "he leído, releído, estudiado, editado, comentado, anotado y traducido". A éstos habría que añadir, para mi gusto, el mejor del conjunto: el dedicado al exiliado republicano e historiador de la literatura, Vicente Llorens (de Jalance, digamos, como él), profesor en Princeton, un maestro en lo filológico y en lo moral, como explica muy bien JMMJ a partir de sensibles materiales autobiográficos. En rigor, todas las páginas del libro son, según se comenta en el prólogo, "autobiográficas a su modo".
La voluntad es unitaria: de obra cerrada. Y eso se nota en el mero hecho de que cada ensayo lleva al frente un número romano que indica que se trata de un capítulo. 
"Yo no obligaría, en fin, a leer este libro a los filólogos en cierne que aún pueblan, altos de miras o quizá solo inconscientes, nuestras Facultades de Letras, pero sí le abriría un hueco para que pudiera llegarles algo de su luz", afirma Prieto de Paula al final de su artículo. Imagínense uno. Con todo, y en otro ámbito menos elevado, me atrevería a decir que Clásicos vividos no defraudará a ningún lector que se precie. Seguro.

7.11.13

Biblioteca Casa de las Conchas, 20 años



Camus, cien años

"En plena oscuridad de nuestro nihilismo, he buscado solamente las razones para superar ese nihilismo. Pero no las he buscado en absoluto por virtud, ni por una singular elevación espiritual, sino tan solo por fidelidad instintiva a la luz donde nací y donde, desde hace milenios, los hombres aprendieron a saludar a la vida hasta en el sufrimiento".

Wert o no Wert

Efe
¿Qué más puede pasar, se pregunta uno, para que Wert dimita o sea cesado? En el último barómetro del CIS saca la insultante nota de 1,46 sobre 10. Lo de las becas Erasmus, todo un símbolo, ha sido vergonzoso. Qué decir de esa nefasta ley que lleva su nombre y sobre la que pesa un acuerdo de todo el arco parlamentario, salvo el PP, para derogarla en cuanto éste pierda su temible mayoría absoluta. De la gestión cultural, ese apéndice de su ministerio, mejor ni hablamos. Supongo que ningún ministro de la democracia ha sufrido tal grado de desprestigio, ni siquiera los del gobierno de Zapatero.
¿Habrá, se dice uno, alguna oculta estrategia detrás de tanta y tan desafortunada medida, error va, metedura de pata viene?
Sólo la arrogancia de él y la indolencia de Rajoy pueden soportar tamaño disparate. Y me temo que a jactancia y a flema...

6.11.13

Rendicción

A pesar de su juventud, Mario Martín Gijón (Villanueva de la Serena, 1979) tiene ya una bibliografía considerable que abarca obras ensayísticas (Una poesía de la presencia. José Herrera Petere en el surrealismo, la guerra y el destierro, Los (anti) intelectuales de la derecha en España. De Giménez Caballero a Jiménez Losantos y La patria imaginada de Máximo José Kahn. Vida y obra de un escritor de tres exilios), narrativas (Inconvenientes del turismo en Praga, Inconvenientes del turismo en Praga y otros cuentos, premio Tigre Juan) y poéticas (Latidos y desplantes). También es antólogo
El pasado mes de enero escribía aquí sobre uno de sus libros de relatos: "Qué distinto este estilo del que Martín Gijón gasta en sus versos, al menos en los de su libro Latidos y desplantes, publicado por Vitrubio en 2011, donde prima lo experimental (no me atrevo a denominarlo vanguardista) y se recurre a juegos de palabras y otras distorsiones sintácticas ("epigramas descompuestos"), así como a un minimalismo evidente (pleno de elipsis), lo que da como resultado la obra de un poeta que en nada o casi nada (el viaje y los lugares están también presentes) se parece al que escribió los cuentos reseñados. No conozco Rendición (sic), otro libro de versos que apareció el pasado año en la editorial Amargord y que tal vez nos diera más claves sobre su poesía". Ese libro no estaba aún publicado, como pude saber después. Ahora sí y en realidad se titula Rendicción, con dos ces, un gesto para anunciar que la materia que lo constituye es "el lenguaje", como bien dice Benito del Pliego nada más empezar su introducción: "Lo que cambia una letra". Soy de los que opinan que a un libro de poemas le sobra el prólogo. Más si se trata de eso: de un libro aislado y no de una antología o de la poesía reunida. Sin embargo, reconozco la pertinencia, la necesidad incluso de éste. (Por cierto, todos los de esta colección llevan el suyo: política editorial.) Un texto ejemplar, por otra parte, de alguien que, además de crítico, es poeta. (Por cierto, abro paréntesis, me ha gustado mucho su antología Extracomunitarios (Nueve poetas latinoamericanos en España), recién editada por Fondo de Cultura Económica, y donde uno ha encontrado, amén de poemas y poetas admirables -e incluso amigos: Viñals, Dávila, Campaña-, numerosas similitudes con los asuntos lingüísticos que en el libro de MMG se evidencian.)
Comentaba que el prólogo de Benito del Pliego me había resultado muy útil a la hora de leer Rendicción porque su lectura despeja parte de la indudable "complejidad" y "tensión (...) medular" que el libro soporta y la hace más llevadera. Como bien dice el profesor de la Universidad Estatal de los Apalaches, en Carolina del Norte, "Decir que no es posible decir es una parte fundamental del decir mismo". Y ya que lo menciono, poco más puede uno decir de aquello que sólo se justifica, al leerlo, como artefacto (en el mejor sentido) visual y lingüístico, como notable muestra de experimentación, algo que ya estaba muy presente en su entrega poética anterior.
Más allá, cito de nuevo al prologuista, "Rendicción puede pensarse como una meditación en torno a lo utópico, y en este sentido, como una reflexión en torno a lo germinal, en torno a la posibilidad de recuperación tras una derrota."
No hace falta añadir que estamos ante una obra para lectores avezados y atrevidos. Un libro al que la crítica, especialmente la académica sacará no poco partido. ¡Menuda fiesta filológica!