22.3.10

Bilbao-New York-Bilbao

He leído del tirón, en un par de ratos, esta novela que se llevó el Premio Nacional de Narrativa del Gobierno de España cuando aún no estaba traducida al castellano. Tampoco tenía entonces editor, algo que solucionó de inmediato Seix Barral y el buen ojo, supongo, de Elena Ramírez.
Que por el hecho de ser breve haya dedicado poco tiempo a su lectura, no significa nada. Me ha gustado. Más que por la historia de historias que cuenta, por lo que tiene de modelo, digamos, de ejemplo para nuevas exploraciones narrativas. No he leído, lo siento, ninguna de las reputadas obras de la operación nocilla (literatura "mutante", según otros, o fragmentaria) y puede que esto que a mí me llama la atención ya estuviera -esté- allí. Eso al menos comentan algunos, prestos a incluir a Kirmen Uribe entre los miembros de ese moderno club del que acaba de borrarse, y no por nada, el poeta y crítico Vicente Luis Mora.
La cita de Canetti que abre el libro del de Ondarroa está muy bien traída: "Di tus cosas más íntimas, dilas, es lo único que importa. No te avergüences, las públicas están en el periódico". A ese camino me refería. Ya debidamente transitado, sin duda, pero que a uno le ha parecido como pisado por primera vez después de leer Bilbao-New York-Bilbao.