14.7.10

Correos

Durante muchos años hemos tenido un apartado de correos. Como quiera que las cartas y los paquetes postales que recibíamos iban cada vez a menos y que lo que pagábamos por ese servicio iba cada vez a más, decidimos dejarlo. A pesar de varios lustros de fidelidad y de que nuestra dirección postal es de sobra conocida para los funcionarios (esto no deja de ser un pueblo), cuando llega un envío a la dirección del apartado lo devuelven con una agilidad digna de elogio. La misma, por cierto, con la que te obligaban antes a ir a recoger cualquier paquete (por pesado que fuera) hasta Correos a pesar de que viniera a la dirección de casa. En fin, me quejo porque son ya demasiados los amigos que han visto cómo les devuelven los libros que amablemente nos mandan. Eso, claro, si el sobre viene con remite.