Tuve el privilegio de asistir al fallo de los Premios "Extremadura a la Creación" que tuvo lugar ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y comprobar en vivo y en directo la inmensa satisfacción del jurado "extremeño" tras premiar el libro de Ángel Campos Pámpano, La semilla en la nieve. Estaba reflejada en sus caras. No la podían ocultar.
Uno, viejo amigo suyo, no puede por menos que alegrarse también. Por él y por la poesía, a la que su libro engrandece.
Tengo el orgullo de haber sido el primero que, negro sobre blanco, habló de ese libro, recién salido. Aunque a él no le guste la expresión, es el mejor de los suyos, sin duda. Y eso que uno considera también suyos los que traduce y, entre ellos, los de mi admirado Eugénio de Andrade...
Uno, viejo amigo suyo, no puede por menos que alegrarse también. Por él y por la poesía, a la que su libro engrandece.
Tengo el orgullo de haber sido el primero que, negro sobre blanco, habló de ese libro, recién salido. Aunque a él no le guste la expresión, es el mejor de los suyos, sin duda. Y eso que uno considera también suyos los que traduce y, entre ellos, los de mi admirado Eugénio de Andrade...