Uno, desde que tiene uso de razón, ha venido ojeando la revista ¡Hola! En consecuencia, conoce desde antiguo al príncipe Alberto de Mónaco. Tal vez por eso no se extraña de que ese ser inefable (que tanto hace por la causa republicana) preguntara ayer lo que temerariamente preguntó en la reunión del COI. Todo se comprende mejor después de ver lo que ha ocurrido hoy en Londres.
A algunos los seguimos echando de más.
A algunos los seguimos echando de más.