Sí, puede que les quepa esta definición. Las he visto esta tarde en el campo, repitiendo el mismo paseo de ayer.
La primera, cerca de la Fuente de los Alisos: un hombre muy mayor montado en un burro, elegante (lo digo sin asomo de ironía), con el sombrero de paja puesto y la camisa de manga larga convenientemente abrochada, conducía un pequeño rebaño de cabras.
La segunda, mucho más abajo: un hombre solo, también muy mayor, permanecía sentado a un lado del camino. Tenía el sombrero apoyado en la piedra de la lado. Su cara estaba muy roja pero la frente completamente blanca.
Como el otro, me ha saludado amablemente.
Lo más antiguo de estas estampas campesinas no eran las imágenes en sí sino la lentitud que reflejaban. De otro tiempo. Uno en el que no existía todavía la prisa.
La primera, cerca de la Fuente de los Alisos: un hombre muy mayor montado en un burro, elegante (lo digo sin asomo de ironía), con el sombrero de paja puesto y la camisa de manga larga convenientemente abrochada, conducía un pequeño rebaño de cabras.
La segunda, mucho más abajo: un hombre solo, también muy mayor, permanecía sentado a un lado del camino. Tenía el sombrero apoyado en la piedra de la lado. Su cara estaba muy roja pero la frente completamente blanca.
Como el otro, me ha saludado amablemente.
Lo más antiguo de estas estampas campesinas no eran las imágenes en sí sino la lentitud que reflejaban. De otro tiempo. Uno en el que no existía todavía la prisa.