En una de las cuatro televisiones locales de que dispone Plasencia, donde repiten hasta la saciedad los programas que emiten, vi la otra noche un reportaje sobre uno de los personajes más singulares y conocidos del pueblo: Toto. No creo que haya ninguna ciudad sin su particular Toto. A falta de un Leopoldo María Panero... No voy a contar ahora su vida (qué sabe nadie, que diría aquél), pero una de sus intensas y caóticas parrafadas me llevó a escribir el poema que copio debajo. Espero que sea elocuente.
Toto dixit
Yo soy como el ladrón
que visita a diario
una casa vacía
sabiendo, de antemano,
que no hay nada.
Y vuelve, sin embargo.
Si es preciso, también
mañana y tarde.
es mi alma:
sin nada en su interior
-doy fe de ello-,
pero donde me pierdo
confiado
en busca de un tesoro
cada día.
Toto dixit
Yo soy como el ladrón
que visita a diario
una casa vacía
sabiendo, de antemano,
que no hay nada.
Y vuelve, sin embargo.
Si es preciso, también
mañana y tarde.
es mi alma:
sin nada en su interior
-doy fe de ello-,
pero donde me pierdo
confiado
en busca de un tesoro
cada día.