Ha muerto hoy en Madrid. De muchacho, como diría Gonzalo Hidalgo, uno, rarito que era, le escuchaba con gusto en la tele blanquinegra. Eran los tiempos de aquellos programas culturales de sobremesa que presentaron, sucesivamente, Martín Ferrand y Arozamena. Recuerdo, por cierto, una larga entrevista que le hizo este último. Aquello sí que era tomate.
No he leído sus libros. Sí algunos de sus artículos y terceras. Nunca desentonaban.
Fue otro de los verdaderos perdedores de la guerra, un auténtico exiliado interior.
Hace unos pocos años escribí un artículo en ABC donde le mencionaba. Para mi sorpresa, a los pocos días recibí una carta suya agradeciéndome la cita. Todo un detalle. El que en esta hora aciaga, a mi modo de ver, mejor le define.
No he leído sus libros. Sí algunos de sus artículos y terceras. Nunca desentonaban.
Fue otro de los verdaderos perdedores de la guerra, un auténtico exiliado interior.
Hace unos pocos años escribí un artículo en ABC donde le mencionaba. Para mi sorpresa, a los pocos días recibí una carta suya agradeciéndome la cita. Todo un detalle. El que en esta hora aciaga, a mi modo de ver, mejor le define.