Me afea el poeta José Manuel Díez que le haya calificado de "promesa". Viene a decir, y con razón, que antes y ahora es una realidad. Que no promete nada, que hace.
He querido explicarle que cuando utilicé ese manido término (perdón, Gonzalo) era un poeta en ciernes, que no me refería al escritor que ya es. Mis disculpas.
Cuando a uno le califican de "promesa", a lo de joven, que va por añadidura, se añade una esperanza de futuro que debe ser gratificante. Por lo demás, me preocuparía que la seguridad y la prisa se colaran de rondón en una carrera (llamémosla así) que apenas ha comenzado. De eso, a mi edad, puedo dar fe.
He querido explicarle que cuando utilicé ese manido término (perdón, Gonzalo) era un poeta en ciernes, que no me refería al escritor que ya es. Mis disculpas.
Cuando a uno le califican de "promesa", a lo de joven, que va por añadidura, se añade una esperanza de futuro que debe ser gratificante. Por lo demás, me preocuparía que la seguridad y la prisa se colaran de rondón en una carrera (llamémosla así) que apenas ha comenzado. De eso, a mi edad, puedo dar fe.