1.5.07

Un par de alegrías

Anoche vimos por fin (creíamos que no llegaría nunca al pueblo) La vida de los otros. Me pareció una buena historia muy bien contada. No es poco para una película. Es lo mismo que uno le pide a una novela, pongo por caso. Como los actores eran para mí desconocidos, daban aún más verosimilitud a lo que pasaba delante de nuestros ojos. Pasaba la vida. Y la muerte, que no cesa.
Esta tarde he leído de una gustosa tirada Un clavo en el corazón, la novela de Paulo José Miranda que ha publicado Periférica en traducción de Antonio Sáez. Me habló de ella con entusiasmo su editor, Julián Rodríguez, en una de nuestras conversaciones matutinas camino de Mérida. No hablaba en vano: la larga carta que escribe Tiago de Silva Pereira a Cesário Verde es de una intensidad poética inusual. Al fondo, uno de los poemas más hermosos que uno ha leído: El sentimiento de un occidental. En cuanto acabe de escribir esto, volveré sobre él. Hace demasiado que no lo releo. La excusa es perfecta.