Ya mostré aquí mi sorpresa cuando Piedad Bonnett adelantó en la revista CHA un puñado de poemas de su libro Las herencias. Lo ha publicado Visor en su lujosa colección Palabra de Honor y, una vez leído y releído debidamente, puedo asegurar que es uno de los mejores libros de poesía con los que me he cruzado en los últimos años y -o eso creo- una de las obras mayores de la poesía en español de estos tiempos. A la altura, en fin, de la mejor tradición de la poesía colombiana, una de las mejores de nuestra lengua.
Para este lector, bastaría la última sección, la que da título al volumen, para afirmarlo pero no hay poema que me haya dejado indiferente. Al revés, todos y cada uno son tan memorables como los presentados en Cuadernos Hispanoamericanos y están escritos con una fuerza capaz de desarmar a cualquiera. Son, en fin, de verdad.
Por aquello de que las circunstancias mandan, copio unos versos de "En Ollataytambo":
En la humilde librería de pueblo,
entre best-sellers y guías de turismo,
ha aparecido, ave extraña y reciente,
el último libro de mi amigo poeta.
El que prometió enviarme, sin lograrlo:
entre su promesa y esta tarde soleada
sobrevino su muerte.
Para este lector, bastaría la última sección, la que da título al volumen, para afirmarlo pero no hay poema que me haya dejado indiferente. Al revés, todos y cada uno son tan memorables como los presentados en Cuadernos Hispanoamericanos y están escritos con una fuerza capaz de desarmar a cualquiera. Son, en fin, de verdad.
Por aquello de que las circunstancias mandan, copio unos versos de "En Ollataytambo":
En la humilde librería de pueblo,
entre best-sellers y guías de turismo,
ha aparecido, ave extraña y reciente,
el último libro de mi amigo poeta.
El que prometió enviarme, sin lograrlo:
entre su promesa y esta tarde soleada
sobrevino su muerte.