El otro día me entrevistaron para el programa cultural de Canal Extremadura La isla de Viernes. Sí, por Desde fuera, aunque el libro ya no tenga novedad. Bueno, como la poesía en general. Quedamos en el Parador, un lugar bonito y neutral. En el claustro de arriba, la luz era perfecta. Como el silencio que allí había a media tarde. Nos acercamos después a la librería El Quijote (a falta de un café o un pub, no encontré un sitio mejor para ilustrar mi vida cotidiana en Plasencia) y, para terminar, a casa. Querían tomar algunas imágenes de la biblioteca, por más que a uno le inquiete mostrar cualquier espacio íntimo a una cámara.
En el par de horas que estuvimos juntos, dio tiempo a hablar de muchas cosas (reducidas a segundos en el programa que se emitirá mañana jueves) y, entre ellas, de Ángel Campos, al que la periodista conoció en Lisboa.
Más de tres años lleva La isla de Viernes en antena, como suele decirse. Es meritoria esa fidelidad. Me contaron que su próximo reportaje iba a ser en Montánchez, por lo del plan para reconstruir castillos del que da cuenta hoy la prensa. Nada más apropiado, me dije, para una política cultural en ruinas.
En el par de horas que estuvimos juntos, dio tiempo a hablar de muchas cosas (reducidas a segundos en el programa que se emitirá mañana jueves) y, entre ellas, de Ángel Campos, al que la periodista conoció en Lisboa.
Más de tres años lleva La isla de Viernes en antena, como suele decirse. Es meritoria esa fidelidad. Me contaron que su próximo reportaje iba a ser en Montánchez, por lo del plan para reconstruir castillos del que da cuenta hoy la prensa. Nada más apropiado, me dije, para una política cultural en ruinas.