25.1.09

Revolutionary road

Uno va poco al cine y en la televisión ve películas sin demasiado valor, programadas a favor de la audiencia y, al parecer, del sueño. Anoche, sin embargo, fuimos. A ver Revolutionary road, de Sam Mendes. Lo pasé mal. Al calor de la sala se sumaba el que sentía por lo que iba pasando en la pantalla. Boyero tenía razón: lo que allí ocurre "es verdad". O eso cree uno. La película logró ponerme nervioso. A ratos, mucho. El silencio en la sala era significativo. Aunque uno intentó imponer la debida distancia, reconocí que delante de mis ojos iba pasando la vida y que esa vida no era sólo la de los actores de una película. Ni que sólo hiciera referencia al tópico "sueño americano". Al salir, saludamos a una pareja. Él me dijo muy serio: "Llevamos una semana casados. No deberíamos haber venido". Le contesté: "Yo 25, y también lo he pasado fatal". Todavía no he cruzado palabra sobre Revolutionary road con Yolanda. Por suerte, vivimos en un piso del centro.