No quisiera uno parecer necrófilo, pero me sorprende de nuevo la muerte de un poeta al que estimaba, José Antonio Muñoz Rojas. Estaba a punto de cumplir, era cosa de días, cien años. Mis primeras lecturas vinieron a través de la edición facsímil de la revista Cántico, donde colaboró de joven, y de las páginas de otra revista, la extremeña Capela (del inolvidable Carande), donde era asiduo. Su libro más conocido, Las cosas del campo, me lo trajo Gonzalo de la madrileña Cuesta de Moyano, en la edición de Destino. Luego llegó el momento del reconocimiento, de la mano de Pre-Textos. Gracias a Manolo Borrás y a sus socios tenemos Muñoz Rojas para rato. Una suerte.
Crucé alguna carta con él. Antes debí contarle que el último poema de mi primer libro lo escribí gracias al artículo que publicó en la citada Cántico donde relataba su visita a Eliot en su despacho de Lloyd's en Londres.
Precisamente con Borrás hablé hace poco del viejo poeta. Con la vista puesta en la celebración del centenario. Y con mi paisano Juan Luis Hernández Mirón, profesor en la Universidad San Pablo CEU, que dedicó al de Antequera su tesis doctoral.
En la antología preparada por el profesor Soria Olmedo para conmemorar el 40 aniversario de Tusquets se publica de nuevo "Cambridge, 1936" donde me tomé el atrevimiento de convertir a Muñoz Rojas en personaje poético.
Crucé alguna carta con él. Antes debí contarle que el último poema de mi primer libro lo escribí gracias al artículo que publicó en la citada Cántico donde relataba su visita a Eliot en su despacho de Lloyd's en Londres.
Precisamente con Borrás hablé hace poco del viejo poeta. Con la vista puesta en la celebración del centenario. Y con mi paisano Juan Luis Hernández Mirón, profesor en la Universidad San Pablo CEU, que dedicó al de Antequera su tesis doctoral.
En la antología preparada por el profesor Soria Olmedo para conmemorar el 40 aniversario de Tusquets se publica de nuevo "Cambridge, 1936" donde me tomé el atrevimiento de convertir a Muñoz Rojas en personaje poético.