"Me parece conmovedor que ningún texto literario sea totalmente original, que ningún texto literario sea totalmente único, que sea el resultado de textos anteriores, que esté construido sobre citas exactas y citas erróneas, sobre vocabularios creados por otros y transformados por medio del uso y la imaginación. Los escritores deben hallar consuelo en el hecho de que ninguna historia es verdaderamente la primera y ninguna es verdaderamente la última. Nuestra literatura va más allá en el pasado de lo que alcanza nuestra memoria y llega en el futuro más allá de lo que nuestra imaginación nos permite concebir, pero ésa debe ser la única barrera".
Alberto Manguel, La ciudad de las palabras (Barcelona, RBA, 2010), un libro que da mucho de sí y que uno ha leído gracias a Salvador Retana, que me lo regaló.