Antes de ayer visité el de Gonzalo, aquí en Plasencia. Casi una costumbre. Charlamos un rato de lecturas y libros. No por presumir de una cosa y otra. Más bien por aquello de compartir una pasión... confesable. Antes, en el Alfonso, tomamos unas infusiones. Sí, tanto G., como Salvador (que pasaba por allí) o uno mismo somos gente de tisanas. Que si té, que si menta-poleo... Se acercó Juan Ramón Santos con su primera novela, recién salida de las máquinas de Indugráfic, en el sello de Los Libros del Oeste. Su título es tan potente como las 535 páginas del libro: Biblia apócrifa de Aracia. Recuerda en la dedicatoria inicial a su mujer, Fátima, y a Gonzalo (que se enteró de ello cuando Juanra ya se había ido al parque con Mafalda). Es lógico. Lo que hoy es novela empezó siendo un ejercicio del taller. Han transcurrido, eso sí, siete años y mucha literatura por medio. No es el único caso. De otros talleres han salido otros escritores. O por allí al menos han pasado. Por citar a algunos, Elena García de Paredes, Mario Lourtau, etc. En La Gaveta (Editora Regional de Extremadura) acaba de publicar Manuel Abacá su primer libro, otro autor que, según dicen, también proviene de ahí. En consecuencia, no ha dado malos resultados la idea (entonces se podían tener) de Fernando Pérez. Su hijo, por cierto, está al frente de uno de ellos. Y ya que lo menciono, bueno será será recordar que Fernando jr. es uno de los noveles que anda descubriendo Antonio Gómez en su colección 3x3. Otra, y la noticia me llenó de emoción, es Paula Campos Fernández, la hija mayor de Ángel Campos Pámpano (del que Antonio fue también editor, como de uno, en sus comienzos). ¡Qué orgulloso estaría Angelito! Como de la novela de Juanra, de cuya cubierta hubiera sido responsable, con permiso de su amigo Luis Costillo, que es quien la firma.