Asombra el catálogo de la exposición Un mundo construido. Polonia 1918-1939 que publica el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde tiene lugar, con diversos patrocinios, entre otros el de Córdoba 2016, tan competente y tenaz en lo que respecta a su candidatura a Capital Europea de la Cultura.
El grueso volumen se abre con un ensayo firmado a la par por Juan Manuel Bonet y Monika Poliwka, dos personas que comparten algo más que vida y dirección electrónica, almas de esta muestra en España. A los ensayos le siguen las obras y a éstas las biografías de ese nutrido grupo de pintores, fotógrafos, escultores, publicistas, etc. que hicieron del constructivismo su santo y seña artístico. Impulsores de las artes visuales de su tiempo. Lo que llegó después a Polonia y al resto de Europa fue, en otros términos, todo lo contrario: la destrucción, la guerra, la muerte.
Aquel fue un mundo de vanguardias perdidas, de eferevescencia cultural, de interminables tertulias en cafés y de revistas literarias donde las polémicas artísiticas y políticas, cómo separarlas, alimentaban más que cualquier otra cosa. Un mundo del que dio buena cuenta en sus memorias Aleksander Wat.
Resulta curioso que la exposición coincida con otra, América fría, en la Fundación March, donde sobresale la obra de otro constructivista de primer orden: el uruguayo Joaquín Torres-García.
El grueso volumen se abre con un ensayo firmado a la par por Juan Manuel Bonet y Monika Poliwka, dos personas que comparten algo más que vida y dirección electrónica, almas de esta muestra en España. A los ensayos le siguen las obras y a éstas las biografías de ese nutrido grupo de pintores, fotógrafos, escultores, publicistas, etc. que hicieron del constructivismo su santo y seña artístico. Impulsores de las artes visuales de su tiempo. Lo que llegó después a Polonia y al resto de Europa fue, en otros términos, todo lo contrario: la destrucción, la guerra, la muerte.
Aquel fue un mundo de vanguardias perdidas, de eferevescencia cultural, de interminables tertulias en cafés y de revistas literarias donde las polémicas artísiticas y políticas, cómo separarlas, alimentaban más que cualquier otra cosa. Un mundo del que dio buena cuenta en sus memorias Aleksander Wat.
Resulta curioso que la exposición coincida con otra, América fría, en la Fundación March, donde sobresale la obra de otro constructivista de primer orden: el uruguayo Joaquín Torres-García.