Ayer fuimos de excursión. Mis veinticuatro alumnos y otros tantos del otro 3º. La primera parada fue en el ayuntamiento de Zarza de Granadilla, donde vimos un documental sobre la Finca "Montes de Granadilla", el verdadero motivo de nuestra salida, así como la visita al pueblo abandonado del que ésta toma el nombre. El tiempo no nos acompañó: demasiado viento y mucho frío para una jornada completa a la intemperie. Hasta de pie comimos. No hace falta decir que, con todo y con eso, los chavales se lo pasaron muy bien y apenas hubo incidentes. Bueno, los monitores de Tragsa tuvieron que esforzarse: a las inclemencias meteorológicas tuvieron que sumar las derivadas del comportamiento de casi cincuenta muchachinos inquietos y alborotadores, algo a lo que los maestros que íbamos con ellos ya estamos de sobra acostumbrados. Tampoco uno se lo pasó mal. Mucho aire, algo de sol, un paseo por el campo y una nueva visita a ese pueblo fantasma que no deja de transmitir extrañas sensaciones son motivo bastante para estar contento. El cansancio compensó. Eso sí, las presiones administrativas, cada día más acentuadas, me temo que se acabarán llevando por delante este tipo de tareas. A poco que las cosas sigan así, nadie estará dispuesto a salirse ni un ápice de sus estrictos horarios laborales; que no obligan, por cierto, a estos esfuerzos sobreañadidos. Por educativos, placenteros y pertinentes que parezcan.