Lo cuenta muy bien Jordi Doce en su blog. Y uno también hizo alusión al asunto cuando comentó aquí su libro Perros en la playa. Sólo queda puntualizar una cosa: di forma de poema a su texto, pero las palabras son suyas y sólo suyas. La autoría, vamos. Me limité a asumir el viejo oficio de copista. Con gusto. Amistad se llama esa figura. Y admiración, of course.