«Gonzalo Hidalgo Bayal confiesa que no sabe regalar otra cosa, tal vez porque “un libro es el regalo más personal, ya que implica a la conciencia y al gusto tanto del que regala como del destinatario, y más perdurable, porque permanece doblemente en la memoria, como regalo y como texto. Personalmente, puedo hacer lo indecible por conseguir un libro si sospecho que a alguno de los míos les pueda interesar y convenir. Con suerte, es el mejor acierto”.
Pero, pregunta Nuria Azancot, ¿cuándo nace el prestigio del libro como el mejor regalo? (...) Para Hidalgo Bayal también es cuento largo, “antiguo y selecto, de supremacía intelectual, paraíso cerrado para muchos. El prestigio social tal vez sea más cercano, un ingrediente añadido a la teoría de la clase ociosa. Creo que ahora los antiguos prestigios -social e intelectual- se han fundido en un prestigio nuevo, que no es de gremio ni de clase, sino democrático y común, popular y personal, de inmensa minoría y brotes humanistas (casi estoy por decir humanos')”.
Gonzalo Hidalgo Bayal apuesta este año por Yo confieso, de Jaume Cabré, “una novela magnífica y voluminosa que compré un poco a ciegas, leí con gusto y he regalado con entusiasmo”, y por La noche feroz, de Ricardo Menéndez Salmón, “una de mis preferencias”».
Pero, pregunta Nuria Azancot, ¿cuándo nace el prestigio del libro como el mejor regalo? (...) Para Hidalgo Bayal también es cuento largo, “antiguo y selecto, de supremacía intelectual, paraíso cerrado para muchos. El prestigio social tal vez sea más cercano, un ingrediente añadido a la teoría de la clase ociosa. Creo que ahora los antiguos prestigios -social e intelectual- se han fundido en un prestigio nuevo, que no es de gremio ni de clase, sino democrático y común, popular y personal, de inmensa minoría y brotes humanistas (casi estoy por decir humanos')”.
Gonzalo Hidalgo Bayal apuesta este año por Yo confieso, de Jaume Cabré, “una novela magnífica y voluminosa que compré un poco a ciegas, leí con gusto y he regalado con entusiasmo”, y por La noche feroz, de Ricardo Menéndez Salmón, “una de mis preferencias”».
En El Cultural.