Hace unos meses, comentaba GHB en El Cultural que, entre otros, había regalado ejemplares de La noche feroz, de Ricardo Menéndez Salmón, “una de mis preferencias”, añadía. Fui uno de los agraciados. El libro ha estado reposando encima de la mesa donde escribo, muy cerca de mí, pero hasta ahora no me había atrevido a leerlo. Mis prevenciones narrativas, ya se sabe. Eso a pesar de que su autor es uno de los que prefiero. Me gusto mucho La ofensa y todavía más La luz es más antigua que el amor, su última entrega.
La noche feroz, directa como un buen puñetazo, si se me permite la violencia, se publicó primero en KRK, la editorial que apostó en un principio por RMS (uno de los rasgos que le acercan a HB, otro autor que empezó desde abajo), y luego por Seix Barral, el sello actual del escritor asturiano.
La noche feroz, directa como un buen puñetazo, si se me permite la violencia, se publicó primero en KRK, la editorial que apostó en un principio por RMS (uno de los rasgos que le acercan a HB, otro autor que empezó desde abajo), y luego por Seix Barral, el sello actual del escritor asturiano.
Apenas un puñado de breves capítulos y una trama de thriller (dicen que metafísico), tan delgada como esa línea que separa la vida de la muerte, permiten a RMS evocar la tragedia (la clásica y la rusa, tanto da) a partir de las peripecias de un pobre maestro rural perdido en un lugar montañoso y remoto durante la Guerra Civil y unos pocos personajes que se cruzan en su camino. Estamos, o eso me parece, ante una novela moral. Con todo, como en GHB -ya se insinuó antes-, lo que aquí manda es el lenguaje. Cortante, como el viento helado que sopla en las ásperas alturas asturleonesas. Preciso, como un disparo certero. Hermoso, como las poéticas tierras de Babia: "Hay algo sagrado en las formas de la nieve".
Uno lee, aisladamente, "Porque todo hombre se parece a su miedo" o "Nada deja tanta huella como el aprendizaje del horror" o, en fin, "Porque los hombres toleran la maldad, la vergüenza y hasta el crimen, pero el éxito siempre les confunde", y sabe que ha sido una suerte toparse con un libro así. Gracias, Gonzalo.
Uno lee, aisladamente, "Porque todo hombre se parece a su miedo" o "Nada deja tanta huella como el aprendizaje del horror" o, en fin, "Porque los hombres toleran la maldad, la vergüenza y hasta el crimen, pero el éxito siempre les confunde", y sabe que ha sido una suerte toparse con un libro así. Gracias, Gonzalo.