La nueva política cultural extremeña no inventa nada. Nada de verdad distinto y relevante, quiero decir. Se destruye o se recorta lo que había, sólo eso. Es ilustrativo el caso de Foro Sur, que ha devenido exposición y ha dejado de ser feria de arte, pero sigue siendo Foro Sur.
Con nueva dirección, eso sí, compartida entre la muy conocida Rosina Gómez Baeza y Lucía Ybarra, pretende, además de mostrar obras contemporáneas en distintos espacios expositivos, que se generen debates centrados en el concepto de la trashumancia cultural (algo que remite inevitablemente a la vieja Extremadura), y tendrá como país invitado a Chile, su escena artística.
Uno destacaría del programa la presentación del Proceso de construcción de un manual sobre arte contemporáneo, un trabajo de investigación coordinado por Rafael Doctor y realizado en colaboración con la Fundación Helga de Alvear (Cáceres), La Casa Encendida (Madrid) y el Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa (MACUF) (A Coruña), así como el informe La escena artística extremeña, de María del Mar Lozano Bartolozzi, catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Extremadura.
Tres museos cobran especial protagonismo en Foro Sur, los tres más importantes de esta región: el MEIAC, el Centro de ArtesVisuales Fundación Helga de Alvear y el Museo Vostell.
Entre las seis galerias seleccionadas de España, Portugal y Chile, sólo una es extremeña: Casa sin fin, de Julián Rodríguez y Juan Luis López Espada. Hay otros extremeños implicados: Ada Salas (poeta), Antonio Franco (director del citado MEIAC) y Fernando Castro Flórez (profesor, crítico y comisario).
Para terminar, una reflexión. Foro Sur se celebrará en Cáceres entre el 26 de octubre y el 18 de noviembre. Su programa es tan extenso como ambicioso, no cabe duda. En lo sustancial, el patrocinio corre por cuenta del Gobierno de Extremadura (antes, la Junta) y de la Diputación Provincial cacereña. Se han presupuestado 100.000 euros (200.000 menos que en la edición anterior). Sólo en la noche de fiesta de los mundialmente famosos premios Ceres la Junta (ahora, el Gobierno) gastó casi 1.000.000. ¿La odiosa comparación resiste al tan popular sentido común? Pues no. Y menos ahora.