Recorres de mañana la muralla
perdida
la mirada en la llanura
que
acuna la ciudad en su vacío.
Recuerdas
las leyendas que contaban
ancianos
en la noche junto al fuego
y aguardas
que algo anuncie en la distancia
el
cambio que las haga realidad.
Hablaban
de jinetes tan veloces
que el
viento de seguirlos se cansaba,
por
única frontera en su camino
el sol sobre
el eterno cielo azul.
Las calles
que a tus pies se desperezan
te dicen
que ese mundo ya no existe.
Sería
necesario derribar
los
muros adorados tanto tiempo
por
gentes sojuzgadas por sus miedos
que
quieren olvidar a qué le temen:
fantasmas
que ellas mismas han creado.
Y
entonces lo comprendes. Tú también
creíste junto al fuego las mentiras
y sueñas
atrapado en la muralla.
Los
bárbaros ahora viven dentro.
Néstor Hervás