Julio César Galán (Cáceres, 1978) es autor de dos libros de poesía firmados con su nombre y de otro par mediante heterónimo: Luis Yarza y Pablo Gaudet.
Márgenes, que ganó el premio "Villa de Cox" y ha sido publicado por Pre-Textos, lleva un título muy adecuado, bien elegido. Ya las citas iniciales, de autores poco frecuentados: los canarios Padorno y Feria, Merwin y Viel Temperley, nos dan una pista inequívoca de por dónde va a transcurrir esta poesía ajena a los caminos trillados y a lo previsible. El libro da, por fin, fe de ello. Dividido en "fases", agrupa tres. La primera, "Ejercicios de fantasía"; la segunda, "La invención del sí" y la tercera, "Una oceanografía del ahora".
Escrito sin mayúsculas ni signos de puntuación (comas y puntos), Galán dice en una nota final que se trata de un "diario" (2003-2010) para "un tiempo de enfermedad, supervivencia, decepciones, nuevas amistades y amor, de mucho amor".
Miguel Ángel Lama, que lo ha analizado en profundidad (1 y 2), señala "dos motivos muy potentes que están en las circunstancias de escritura de este libro de Julio César Galán: la contrafigura del padre y la lucha por la vida".
Miguel Ángel Lama, que lo ha analizado en profundidad (1 y 2), señala "dos motivos muy potentes que están en las circunstancias de escritura de este libro de Julio César Galán: la contrafigura del padre y la lucha por la vida".
Otras citas (de Rosales, Cirlot, Watanabe, Segovia y Juarroz) insisten en ese desvío, digamos, que lleva aparejado su apuesta. De corte hermético, sin concesión a digresiones y otros líricos cantos de sirena, la palabra lo es aquí todo. Por momentos, su aventura me recuerda otras poéticas también "extremeñas". Las de Méndez Rubio y Ada Salas, dos voces muy particulares también.
A medida que avanza ese "diario", los poemas se adelgazan y gana terreno el silencio, que oímos nítido a través de numerosos espacios en blanco y del significativo sangrado de los versos. Por debajo, anécdotas veladas, sutiles, que nos hablan del amor, la enfermedad, el cuerpo, el mar, el verano... Allí, dos presencias nombradas por Galán en la citada nota: Laura, "compañera de exilios" y Filomena Galán, su madre, de quien toma su primer y único apellido de poeta.