Cuando hay fútbol, lo que sucede con demasiada frecuencia, escucho el informativo de las ocho de la tarde en RNE (o en Radio 5) y no en la Cadena SER, donde suelo hacerlo a diario (mientras ceno). No sé si es cosa mía, pero la voz del presentador (porque parece una máquina parlante que se limita a leer un guión) tiene un aire antiguo, tanto que uno cree estar escuchando el parte. Los que tenemos ya una edad hemos oído muchas veces a nuestros mayores denominar así, como si siguieran en guerra, a los noticieros. También hemos visto telediarios del mismo tenor, los de la televisión preconstitucional. La ranciedad del tono de ese hombre coincide, además, con la redacción de las noticias. Fondo y forma: lo mismo, ya se sabe. Es fácil, por otro lado, que parezca todo viejo allí: vamos para atrás, sí. Y a pasos agigantados, no como los pobres y socorridos cangrejos.