Uno ha tenido el gusto de leer dos entrevistas recientes con Fernando Aramburu. Una en Babelia (El País), de F. J. Irazoki (versión completa en el blog del narrador), y otra en El Confidencial, de Peio H. Riaño.
En una tercera es él quien pregunta.
La publicó El Cultural y el entrevistado es el alemán Rüdiger Safranski, filósofo, ensayista y biógrafo de Nietzsche, Heidegger y Schopenhauer, además de autor de Romanticismo o ¿Cuánta verdad necesita el hombre?' Contra las grandes verdades (como las anteriores, en Tusquets Editores).
F. A. -Freud afirmó que el hombre carece de talento para la felicidad. ¿Está usted de acuerdo?
F. A. -Freud afirmó que el hombre carece de talento para la felicidad. ¿Está usted de acuerdo?
R. S. -Freud tenía una idea muy sombría del ser humano. También dijo que la felicidad no está prevista en el orden de la naturaleza. Schopenhauer fue su maestro. Sin embargo, Schopenhauer fue capaz, a pesar de su pesimismo, de hacer de su vida lo mejor e incluso disfrutarlo. Como pesimista tenía sus cuentas con el desengaño y luego se sorprendía porque las cosas habían resultado mejor de lo que esperaba. Eso es sabiduría vital. Aspirar directamente a la felicidad es de bobos, puesto que a la felicidad no se le acierta cuando la tenemos en el punto de mira. La felicidad es un epifenómeno. Algo hay que llevar a cabo que a uno lo colme, amar a una persona o a alguna cosa, para que el epifénomeno conduzca a una sensación de felicidad. La felicidad no se consigue aposta.