Prensas Universitarias de Zaragoza (PUZ) es la editorial de la Universidad de la capital aragonesa. La Gruta de las Palabras, su colección de poesía, dirigida por el escritor Fernando Sanmartín, está a punto de cumplir 30 años. El primer libro que publicó data de 1985 (el mismo en que uno publicó su ópera prima) y, oh casualidad, acaba de aparecer el número 85, Días animales, de Almudena Vidorreta Torres (Zaragoza, 1986), precedido de Memoria, de Fernando Ferreró (Zaragoza, 1927).
Lo primero que llama la atención es lo bonito que son y lo bien maquetados e impresos que están. Da gusto tenerlos en las manos. Más allá, son dos libros muy distintos. Por varias razones. La más llamativa, acaso, es la diferencia de edad entre ambos autores. La primera tiene la edad de mi hija (le saca un año) y el segundo, la de mi padre (que era dos años menor). El libro de Vidorreta es casi el doble de grueso que el de Ferreró. También los poemas del segundo son mucho más breves que los de la primera. De hecho, la poesía de Ferreró, al menos en este libro (el primero que leo de los suyos, mal que me pese), es precisa, exacta, concisa, sugerente más que explícita, con su puntito de sabiduría, lúcida y contemplativa. La vejez es su sustancia ("Ya todo me parece increíble", escribe). Bueno, tal vez sería mejor decir el paso del tiempo y la odiosa o feliz comparación entre lo que sucedió y lo que sucede, en buena parte ya previsto o presentido. Esto que digo me vuelve a dar la razón: cada vez lee uno versos de gente más mayor que, sin embargo, no lo parece. La última entrega de Julia Uceda, por ejemplo, un libro extraordinario del que ya hablaré.
Por su parte, Vidorreta (este es, a pesar de su juventud, su cuarto libro), practica una poesía más discursiva, con poemas más extensos, del "yo", diría, donde prima la temática amorosa y donde la voz, no se puede negar, es femenina, de mujer. Son poemas escritos, o eso creo, desde la inmediatez y su lenguaje es claro, directo y sencillo, por más que se aprecie un gusto especial por la expresión lingüística, por decirlo con sus palabras. Hay mucha reflexión sobre la propia escritura, algo normal en alguien que se dedica profesionalmente a la filología y escribe poesía.
De "una suerte de bestiario" ha calificado su obra Vidorreta. De amor ("la fuerza más poderosa del ser humano, que engloba en su ser todas las otras") y más.
Los dos autores, amén de paisanos (ella reside en Nueva York y él, profesor jubilado, suponemos que en su ciudad natal), son autores de la casa. Para Vidorreta este es su segundo libro en PUZ y para Ferreró el quinto, si no he contado mal. Dos obras y una colección a tener en cuenta.
Por su parte, Vidorreta (este es, a pesar de su juventud, su cuarto libro), practica una poesía más discursiva, con poemas más extensos, del "yo", diría, donde prima la temática amorosa y donde la voz, no se puede negar, es femenina, de mujer. Son poemas escritos, o eso creo, desde la inmediatez y su lenguaje es claro, directo y sencillo, por más que se aprecie un gusto especial por la expresión lingüística, por decirlo con sus palabras. Hay mucha reflexión sobre la propia escritura, algo normal en alguien que se dedica profesionalmente a la filología y escribe poesía.
De "una suerte de bestiario" ha calificado su obra Vidorreta. De amor ("la fuerza más poderosa del ser humano, que engloba en su ser todas las otras") y más.
Los dos autores, amén de paisanos (ella reside en Nueva York y él, profesor jubilado, suponemos que en su ciudad natal), son autores de la casa. Para Vidorreta este es su segundo libro en PUZ y para Ferreró el quinto, si no he contado mal. Dos obras y una colección a tener en cuenta.