3.4.14

Ahora sólo bebo té

Andrés Catalán nació en Salamanca en 1983 y vive en Madrid. Se nos informa de que es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de su ciudad natal, donde al parecer ultima su tesis doctoral sobre relaciones entre imagen y poesía. Como poeta, es autor de Composiciones de lugar (VI Premio de Poesía Joven Félix Grande, 2010) y, junto al poeta ibicenco Ben Clark, de Mantener la cadena de frío (IV Premio de Poesía Joven RNE, 2012). Trabaja ocasionalmente como profesor de literatura para alumnos extranjeros y ha traducido a poetas como James Merrill, Robert Hass, Stephen Dunn y Philip Levine.
Como el anterior, Ahora sólo bebo té (2013), ha sido publicado por Pre-Textos en una de mis colecciones preferidas: la del Premio Emilio Prados.
Confieso que el libro me ha gustado mucho. La primera parte, que da título al conjunto, es de una intensidad y de una precisión llamativas. Poesía de los objetos, en torno a los objetos, muy a lo Stevens, que muestra un don de penetración digno de elogio; un mundo y una mirada que demuestran a las claras, nunca mejor dicho, la genuina voz de Catalán.
El mismo tono, sobrio y calculado, que encontramos en la segunda, "La réplica infinita", centrada en lo pictórico, algo de todo punto adecuado a este discurso poético donde, ya se dijo, la visión es esencial. Un culturalismo natural, digamos, dota a los versos de un plus de elegancia que también está, según creo, entre las virtudes que esta poesía ostenta.
"Como pintar en el infierno" tiene también como excusa diez cuadros madrileños de Antonio López. Y digo excusa porque en realidad lo que aquí importa son los poemas, a la altura -ya que de vistas panorámicas hablamos- del resto. La "coda", "Mirar una mirada que nos mira", es el perfecto colofón de un libro que sin duda me ha conmovido.