Dimitris Angelís (Atenas, 1973) publica por primera vez en España una breve antología de poemas en Valparaíso Ediciones bajo el título Aniversario.
La traducción (excelente), el prólogo (aquí necesario) y las notas son obra de Virginia López Recio, profesora en Atenas.
La traducción (excelente), el prólogo (aquí necesario) y las notas son obra de Virginia López Recio, profesora en Atenas.
Debe ser complicado ser poeta en Grecia. Por el peso de la tradición, digo. Puede que los españoles estemos en la mejor posición para comprenderlo. No en vano tenemos, como ellos, demasiados versos a nuestras espaldas.
Angelís no se arredra y nos ofrece una poesía intensa de marcado carácter épico donde no faltan referencias al mundo clásico griego, a su historia, a sus obras y, sobre todo, a sus mitos. Así, en "Regreso" el protagonista vuelve a ser el héroe Odiseo (Ulises) pero en diálogo con la guerra civil griega, el exilio, la Guerra Fría, la Dictadura o el problema palestino. Porque, nos explica López Recio por boca de Angelís, "Para escribir poesía verdadera, poesía que resista al tiempo, no puedes hablar del mundo actual o tampoco de tus sentimientos personales sin un mito poderoso y mediador que cree la distancia necesaria de tu tema".
"El bandido noble" recrea, en lo histórico también, la particular Semana Santa del guerrillero Velujiotis.
"El caballero y la muerte", acaso la parte más emotiva, evoca el suicidio de un amigo de Angelís, el poeta Ilías Layos, un quijote.
"Aniversario" también está compuesta por poemas dedicados a distintos amigos suyos con la muerte al fondo.
Por fin, "1989", poema extenso que cierra el volumen y en cuya traducción participó Pedro Mateo, está inspirado, según López Recio, en otro poeta, Yannis Ritsos, y en "la conmoción que sufrió al enterarse de la caída del Muro de Berlín".
Como diría Pablo Guerrero, en poesía, cuando la hay, todo es "asombro y maravilla". No encuentro mejor manera de explicar lo que uno ha encontrado al leer estos versos tan nuevos como antiguos, tan cercanos como lejanos. Palabras, sí, del incesante misterio.
Para muestra, el poema "La oculta pesadilla de Telémaco", publicado previamente en la revista Cuaderno Ático):
Y siempre, siempre sufrirás en los aposentos el olor indeleble
de los pretendientes,
en sus fiestas privadas participarás en recitales de insulsos
poemas, oirás
juramentos de fe que sabes sin embargo que pronto serán olvidados
ad gloriam. Tú —susurrabas— a otras cosas
estabas destinado.
Puesto que el polvo implacable lo cubrirá todo:
las discotecas que frecuentabas, las salas de billar, las escaleras de mármol
de las interminables confesiones amorosas, en sus ruinas
serán descubiertos mañana aquellos nombres reprimidos que te
[comprometen,
y tú
con rotas esperanzas te preguntarás, midiendo las distancias,
cómo sobreviviste,
sacarás de los cajones cartas amarillentas, romperás promesas
incumplidas y viejos resguardos de billetes,
planeando de nuevo y a prisa episodios de tu vida
ad gloriam.
En los funerales de tus amigos con amargura notarás
que ya no son escuchadas tus oraciones.
"El bandido noble" recrea, en lo histórico también, la particular Semana Santa del guerrillero Velujiotis.
"El caballero y la muerte", acaso la parte más emotiva, evoca el suicidio de un amigo de Angelís, el poeta Ilías Layos, un quijote.
"Aniversario" también está compuesta por poemas dedicados a distintos amigos suyos con la muerte al fondo.
Por fin, "1989", poema extenso que cierra el volumen y en cuya traducción participó Pedro Mateo, está inspirado, según López Recio, en otro poeta, Yannis Ritsos, y en "la conmoción que sufrió al enterarse de la caída del Muro de Berlín".
Como diría Pablo Guerrero, en poesía, cuando la hay, todo es "asombro y maravilla". No encuentro mejor manera de explicar lo que uno ha encontrado al leer estos versos tan nuevos como antiguos, tan cercanos como lejanos. Palabras, sí, del incesante misterio.
Para muestra, el poema "La oculta pesadilla de Telémaco", publicado previamente en la revista Cuaderno Ático):
Y siempre, siempre sufrirás en los aposentos el olor indeleble
de los pretendientes,
en sus fiestas privadas participarás en recitales de insulsos
poemas, oirás
juramentos de fe que sabes sin embargo que pronto serán olvidados
ad gloriam. Tú —susurrabas— a otras cosas
estabas destinado.
Puesto que el polvo implacable lo cubrirá todo:
las discotecas que frecuentabas, las salas de billar, las escaleras de mármol
de las interminables confesiones amorosas, en sus ruinas
serán descubiertos mañana aquellos nombres reprimidos que te
[comprometen,
y tú
con rotas esperanzas te preguntarás, midiendo las distancias,
cómo sobreviviste,
sacarás de los cajones cartas amarillentas, romperás promesas
incumplidas y viejos resguardos de billetes,
planeando de nuevo y a prisa episodios de tu vida
ad gloriam.
En los funerales de tus amigos con amargura notarás
que ya no son escuchadas tus oraciones.