Lo que dejan los días,
ópera prima de Pablo Núñez (Langreo, 1980), que vive en Gijón y ejerce
como profesor-tutor de literatura en la UNED, ganó el Premio de Poesía
Dionisia García-Universidad de Murcia en 2013, por eso el libro está
publicado por Editum. Bonito, al menos
por fuera, no es, a qué negarlo, pero lo que importa, los poemas que
contiene, dicen bastante a favor de este nuevo poeta asturiano, tierra
que ha dado y da vates de fuste. Algo que no se les debió escapar a dos
miembros del jurado: los poetas Eloy Sánchez Rosillo y José María
Álvarez, que no son, en ningún caso, malos avalistas.
Coordinador, juntos a otros, de la revista Anáfora,
Núñez pertenece a uno de los sucesivos grupos de jóvenes tertulianos
que se han formado y se forman alrededor del magisterio cafetero y
conversacional de José Luis García Martín, poeta, crítico literario y
profesor de la Universidad de Oviedo, donde muchos de ellos han
estudiado. Alguien (como ya hizo Martín López-Vega en Tertulia Oliver)
tendrá que estudiar este fenómeno que lleva varias décadas ocurriendo y
del que han salido numerosos poetas dignos de mención (de Oliván y
Piquero a Sevillano y Olay sin olvidar a Fueyo, Ugidos, Fernández o
Almuzara); poetas reunidos en torno a revistas como Oliver, Reloj de arena y, ahora, Anáfora.
Aunque luego cada cual haya seguido su camino (de lo contrario, malo), a veces muy alejada de la estela poética martiniana, en sus principios líricos todos, como es obvio, se parecen. El de Pablo Núñez no es un caso aparte. La línea clara, el cosmopolitismo, los maestros escogidos y las lecturas que hacen de ellos (Borges, Pessoa, Machado, Auden, Ángel González, Jaime Gil de Biedma...), las menciones autobiográficas a la infancia y la adolescencia, el tono sentencioso (que, a veces, tiende al aforismo). la mezcla de pensamiento y emoción o los poemas breves son algunas de esas constantes grupales a que aludo. Habrá que esperar a nuevas entregas para ver cómo cuaja la voz poética de Pablo Núñez; un apellido, por cierto, que tanto y tan bueno ha dado a la poesía española contemporánea.
Aunque luego cada cual haya seguido su camino (de lo contrario, malo), a veces muy alejada de la estela poética martiniana, en sus principios líricos todos, como es obvio, se parecen. El de Pablo Núñez no es un caso aparte. La línea clara, el cosmopolitismo, los maestros escogidos y las lecturas que hacen de ellos (Borges, Pessoa, Machado, Auden, Ángel González, Jaime Gil de Biedma...), las menciones autobiográficas a la infancia y la adolescencia, el tono sentencioso (que, a veces, tiende al aforismo). la mezcla de pensamiento y emoción o los poemas breves son algunas de esas constantes grupales a que aludo. Habrá que esperar a nuevas entregas para ver cómo cuaja la voz poética de Pablo Núñez; un apellido, por cierto, que tanto y tan bueno ha dado a la poesía española contemporánea.