Amargord Ediciones ha publicado, con un gran sentido de la oportunidad, El corazón, la nada (Antología poética 1994-2014), de Eduardo Moga (Barcelona, 1962). Es su primera miscelánea y el prólogo (un lujo que compartimos) es de Jordi Doce. Éste, que conoce muy bien la poética y la poesía de Moga, acierta de pleno en su indagación sobre los versos del poeta catalán (en castellano). Así, cuando señala "su acento apremiante, torrencial". O su "fuerza" y "exuberancia". También "el principio de contradicción" (tan humano) que alienta en cuanto emprende, vida incluida (basta con visitar su blog). Léase el título de la obra. O su "filiación barroca". O la importancia de la imaginación, en su más pleno sentido, y la obsesión por la muerte; "la gran enemiga", por decirlo "en barroco". Destaca Doce además el uso del poema en prosa (por llamarlo de algún modo: aquí las convenciones sobran) y el "impulso autobiográfico", "descenso al tiempo cotidiano", que observamos en su escritura. Moga, por lo demás, se declara autor de libros, no de poemas, por eso, dentro de ellos, los títulos huelgan.
Termina su análisis JD con algunos elogios al autor; por ejemplo, que "El actor principal de estos poemas, la voz que los enuncia, es alguien que no ceja en su tarea de percibir y comprender el mundo, de indagar qué se esconde o qué persiste bajo la superficie mientras se hace preguntas intranquilas sobre el lugar que él mismo ocupa –el papel que interpreta– en ese mundo. Es, en este sentido, un trasunto perfecto de su autor, una de las figuras más lúcidas y activas de su generación, que es la mía: crítico infatigable, traductor y editor influyente, todo un ejemplo para quienes le frecuentamos", y que nos ha dado "algunas de las páginas más vivas y veraces -más intensas- de nuestra poesía última".
A continuación, un puñado de poemas de sus libros: Ángel mortal (1994), La luz oída (1996), La ordenación del miedo (1997), Diez sonetos (1998), El barro en la mirada (1998), Unánime fuego (1999 y 2007), El corazón, la nada (1999), La montaña hendida (2002), Las horas y los labios (2003), Soliloquio para dos (2006), Cuerpo sin mí (2007), Los haikús del tren (2007), Seis sextinas soeces (2008), Bajo la piel, los días (2010), El desierto verde (2011 y 2012), Insumisión (2013), Dices (2014) y Décimas de fiebre (2014).
Las 29 páginas que ocupa el epílogo que firma Moga, "Una poética y algo de historia", es, sin duda otra de las razones por las que merece la pena acercarse a esta antología. En su prosa y en sus ideas, que son lo mismo, vemos retratarse al barcelonés residente en Londres con una claridad llamativa. Al poeta y, sobra decirlo, a su mundo, tan particular como potente, tan singular como provocador. No dejarán estas páginas a nadie indiferente. Para bien o para mal, que con los lectores de poesía nunca se sabe.