Bartleby & Company |
Ya comenté que, en su errático camino, la Editora Regional de Extremadura estaba coeditando libros con sellos de ámbito nacional y regional sin saber en función de qué criterios, pues no se realizaba mediante concurso público o cualquier otro medio de entre los habituales en este tipo de actuaciones institucionales. A través de una orden, pongo por caso. Como antes. Por ejemplo, las Ayudas a la Edición, DOE mediante. Con luz y taquígrafos. Para garantizar, ante todo, la democrática igualdad de oportunidades y, de paso, no intervenir en función del gusto personal, el interés político o el vulgar amiguismo. Con independencia, ya se dijo, de la calidad de los libros que se vienen acogiendo a estas ayudas discrecionales. Ese es otro asunto.
Así, en la página de créditos de una obra recientemente publicada por Visor, el lector se encuentra con esta leyenda: "Este libro forma parte del Plan de Fomento a la Lectura de la Editora Regional de Extremadura". Una novedad, según creo. Pero, más allá de lo de "a la Lectura" y no "de la Lectura", ¿eso qué es? ¿Qué han tenido que hacer autor y editor para "formar parte" de ese Plan subsumido por la Editora? Se ve, sí, que la arbitrariedad es norma. El hago lo que me da la gana porque aquí mando yo y nadie me va a pedir explicaciones. Libros, ay, minucias. Si todavía fueran monaguescos conciertos multitudinarios...
Ah, por si algún malpensado coligiera que me doy por aludido, añado: estoy muy contento de poder publicar mis libros sin ayudas públicas, gracias a la iniciativa privada, esa que tanto defiende la derecha. Sin logotipos ajenos a los de la casa editora. Aunque defiendo lo público y las becas y ayudas a escritores y editores, de ese modo ha venido siendo desde hace más de veinte años, cuando dejé de presentarme a premios sostenidos por el erario. Eso sí, en estos tiempos de escasez, no creo que ninguna editorial le hiciera ascos a que el Gobierno de Extremadura le comprara unos cientos de ejemplares de cualquiera de sus títulos. No digamos de poesía. En esto, en fin, no se ha renegado de la dichosa herencia recibida. Torciendo aún más esa nefasta, antidemocrática práctica.
Así, en la página de créditos de una obra recientemente publicada por Visor, el lector se encuentra con esta leyenda: "Este libro forma parte del Plan de Fomento a la Lectura de la Editora Regional de Extremadura". Una novedad, según creo. Pero, más allá de lo de "a la Lectura" y no "de la Lectura", ¿eso qué es? ¿Qué han tenido que hacer autor y editor para "formar parte" de ese Plan subsumido por la Editora? Se ve, sí, que la arbitrariedad es norma. El hago lo que me da la gana porque aquí mando yo y nadie me va a pedir explicaciones. Libros, ay, minucias. Si todavía fueran monaguescos conciertos multitudinarios...
Ah, por si algún malpensado coligiera que me doy por aludido, añado: estoy muy contento de poder publicar mis libros sin ayudas públicas, gracias a la iniciativa privada, esa que tanto defiende la derecha. Sin logotipos ajenos a los de la casa editora. Aunque defiendo lo público y las becas y ayudas a escritores y editores, de ese modo ha venido siendo desde hace más de veinte años, cuando dejé de presentarme a premios sostenidos por el erario. Eso sí, en estos tiempos de escasez, no creo que ninguna editorial le hiciera ascos a que el Gobierno de Extremadura le comprara unos cientos de ejemplares de cualquiera de sus títulos. No digamos de poesía. En esto, en fin, no se ha renegado de la dichosa herencia recibida. Torciendo aún más esa nefasta, antidemocrática práctica.