11.6.15

El balance de Custodio

Santos, Pérez y Custodio. HOY
Después de años y años de, como mucho, mediocre gestión política cultural en la ciudad de Plasencia y una sucesión de concejales del ramo que brillaron, sobre todo, por su ausencia, nadie daba un euro por Ángel Custodio Sánchez, la persona a la que el alcalde Fernando Pizarro designó hace cuatro años como responsable del Área de Cultura del Ayuntamiento. Un exmilitar ya mayor y del PP no eran, precisamente, las mejores credenciales. Es verdad, se decía uno, que Pizarro ha dado a la cultura, por fin, la importancia que merece, más si tenemos en cuenta la larga tradición placentina a favor de los libros, la música y el arte en general. Que Custodio, a su vez, eligiera para la gestión directa a Julio Pérez (que ya puso en marcha la Universidad Popular cuando el citado Pizarro la creó durante su etapa de concejal) y Juan Ramón Santos fue para muchos garantía de éxito. La sensatez del político se mide por actuaciones así: la de dejar en manos de los técnicos lo que no es, en sentido estricto, de incumbencia política. Lo que ha pasado durante esta legislatura en esa materia ha satisfecho a casi todos, reticentes incluidos. Los resultados (y no sólo estadísticos) cantan. Uno, como cualquiera, no puede sino rendirse a esos hechos. Plasencia es, presupuestos al margen y en función de su tamaño, acaso la ciudad extremeña que más y mejor hace por la cultura y su potencial, qué duda cabe, es aún mayor. Esto no será Málaga, pero... Sé que Pizarro lo sabe y por eso ha decidido, según la prensa local, que sea Marisa Bermejo (maestra jubilada de San Calixto y antigua vecina mía en el Barrio San Juan) quien sustituya a Custodio en la concejalía, una vez que éste quedó fuera del grupo municipal popular por la pérdida (no prevista) de votos en las recientes elecciones. En principio, nada que objetar. No será igual (este hombre ha puesto el listón muy alto, como suele decirse), pero no pocos deseamos que sea siquiera parecido. Bastará con que deje hacer a los gestores culturales con el mismo talante abierto y sin enojosas intromisiones ni empachosos protagonismos. Echaremos de menos, sí, a este político elegante en las formas y discreto, cercano y respetuoso. Doy por sentado que, en estos tiempos de descrédito de la política, su huella permanecerá. Don Ángel, enhorabuena y gracias.