Aforismos que nunca contaré a mis hijos, de Gregorio Luri, hace el número 6 de la colección destinada por La Isla de Siltolá a ese género ascendente.
Según la premiada Wikipedia, Gregorio Luri Medrano, nació en Azagra (Navarra) en 1955, reside en la costa catalana (El Masnou), es doctor en filosofía por la Universidad de Barcelona y licenciado en Ciencias de la Educación y ha trabajado como maestro de primaria, como profesor de filosofía en bachillerato y como profesor universitario en la Universidad Complutense de Madrid. Cuenta uno esto porque sin estos datos difícilmente se entiende el libro que nos ocupa. Autor de varios libros de filosofía y propietario del blog El café de Ocata (del que se recogen textos en el libro del mismo título que publicó esta editorial como número 1 de la colección Álogos), Luri adopta la forma del aforismo clásico, en el mejor sentido, y con ironía, sentido del humor y grandes dosis de sensatez, inteligencia y, sobre todo, genuino sentido común, que nada tiene que ver con lo que por tal entienden algunos políticos, reflexiona con la brevedad y tino que cabe al caso sobre asuntos variados, relacionados, claro está, con la vida que lleva cualquiera. Así, la política (ya que lo menciono) y la democracia, la educación (lo primero que me interesó de su currículum), la filosofía (que no deja de ser su oficio), la moral, la cultura, la hipocresía y las relaciones sociales, la felicidad, Dios y los dioses, el racionalismo, la muerte, pensar...
Dos veces repite uno de sus más certeros aforismos: "El hombre es el único animal capaz de degradarse" (aunque la segunda vez quita la palabra "único").
Me han gustado algunos (mejor cuanto más breves), como "El mundo es un relato de supervivientes", "Un buen maestro no tiene método. Él es el método", "La verdad es a veces la voz del cansancio", "La mirada es la inteligencia del alma", "Ser libre es atreverse a serlo", "La melancolía es la virtud narcisista de quien teme al futuro", "La utopía es un género literario de occidente", "Pensar es siempre ir contra uno mismo", "Lo normal es siempre un ideal", "La cultura es la ironía de la naturaleza", "El abúlico es anerótico", "La filosofía es el esfuerzo de darle voz crítica a la fe", "La verdadera moralidad es un deber intelectual", "Pensar es enajenarse", "El sueño del maestro moderno, al que le repugna la palabra autoridad, es que sus alumnos le obedezcan sin tener que dar órdenes", "Quien no tiene enemigos, no tiene identidad"... Me callo. Porque, como bien dice Luri, "La mayor muestra de respeto es el silencio".
Dos veces repite uno de sus más certeros aforismos: "El hombre es el único animal capaz de degradarse" (aunque la segunda vez quita la palabra "único").
Me han gustado algunos (mejor cuanto más breves), como "El mundo es un relato de supervivientes", "Un buen maestro no tiene método. Él es el método", "La verdad es a veces la voz del cansancio", "La mirada es la inteligencia del alma", "Ser libre es atreverse a serlo", "La melancolía es la virtud narcisista de quien teme al futuro", "La utopía es un género literario de occidente", "Pensar es siempre ir contra uno mismo", "Lo normal es siempre un ideal", "La cultura es la ironía de la naturaleza", "El abúlico es anerótico", "La filosofía es el esfuerzo de darle voz crítica a la fe", "La verdadera moralidad es un deber intelectual", "Pensar es enajenarse", "El sueño del maestro moderno, al que le repugna la palabra autoridad, es que sus alumnos le obedezcan sin tener que dar órdenes", "Quien no tiene enemigos, no tiene identidad"... Me callo. Porque, como bien dice Luri, "La mayor muestra de respeto es el silencio".