Permiso de residencia es el primer libro de poesía que publica Cristian David López (en La Isla de Siltolá). Antes, dio a la imprenta una antología titulada Cantos guaraníes y la novela (un decir) La patria del hombre. Por lo demás, ganó la primera edición del premio 'Jovellanos de Poesía' y forma parte del grupo de la revista Anáfora, enclave literario de una nueva promoción de escritores asturianos, amigos entre sí, que se reúnen en torno a la tertulia Óliver y a José Luis García Martín, su famoso mentor. Aunque reside en Oviedo, CDL nació en Lambaré, Paraguay, de ahí que a uno no le extrañe que haya elegido ese título para su ópera prima; un libro de marcado carácter autobiográfico, al igual que su primera obra en prosa.
"Pavesas que deja el tiempo", su primera parte, después de "La llamada (A modo de prólogo)", agrupa poemas breves o muy breves, llenos de sencillez, pero de gran efectividad (salvo excepciones, donde la anécdota naufraga). Algunos son haikus. Y poemas de amor ("Mi identidad", "Tú y yo") o de tono aforístico o sentencioso ("La realidad"), donde la poesía aparece "desnuda".
En "Biografía del ausente", la segunda, los poemas son más largos y la intención se ahonda. Es otro ciclo y otro el tono, más discursivo. Aquí, el desvalimiento, el abandono, la orfandad (su gran tema), lo frágil que resulta la vida para el niño que CDL fue y acaso sigue siendo. Estos poemas tienen una relación muy directa con el relato de La patria del hombre. Así, en "El perro triste", "Mediodía", Consejos al que va a nacer" y "Nadie". En "Burbuja" la inmigración es el asunto. Abundan en estos versos las metáforas; así, en "Extraterrestres". Poemas logrados como "Vocabulario personal", Pat Garrett", "El guía" (sobre la vuelta a casa, a la patria)...
No olvida tampoco CDL la canción popular (que tan bien conoce), algo que comprobamos en "No mates la curuvita" o "Canción a la lluvia"
En "El viejo fuego", la tercera, aparece Marta y, con ella, el amor. Léase"El sueño", por ejemplo.
En el epílogo: Mis nacimientos", nos confiesa que "Siendo aún joven, puedo enorgullecerme de decir que soy un hombre que ha nacido varias veces". El real, digamos, en 1987; el que tuvo a los cuatro años cuando comprendió que "la única madre que tenía era el mundo mismo"; el tercero, cuando conoció a la citada Marta; y volvió a nacer, por cuarta vez, cuando entró en "la primera biblioteca que pisaba en mi vida", la de Villa Magdalena, en 2008, a los 21 años.
Nos habla también de que estos versos se escribieron en 2010 y 2015, que están impregnados de la emigración y del desarraigo, como ya anotamos, y que su "maestro" es el mencionado García Martín, que le acogió como "un estudiante y un hijo más".