Llegan, casi al mismo tiempo (temporada otoño-invierno) dos números de la revista Sibila, tan sevillana como atlántica, con un pie en España y otro en América.
De su calidad y rigor, de su sentido de la independencia, de su sello personal, de sus ilustraciones y su esmerada tipografía que tanto luce sobre el papel de Amalfi, de su belleza, en suma, ya he hablado muchas veces. Es cara, sí, pero única, algo que saben muy bien los amantes de la poesía y de la música, sobre todo, así como los bibliófilos, que ven en ella, estoy seguro, un letrado e ilustrado potosí.
En estos últimos números, que siguen viendo la luz gracias al apoyo de la Fundación BBVA y merced a la incansable tarea de Patricia Ehrle y Juan Carlos Marset, vienen cargados de poemas firmados por Barreto, Belli, Benet, Berryman (traducido por Hahn), Bonnett, Colinas, Deltoro, Dobry, Doce, Duque Amusco, Jaramillo Agudelo, Lastra, Magrelli, Maillard, Mujica, Pardo, Piqueras, etc.
También de prosas (narraciones, ensayos, artículos) de Castañón, Duque, Gasparini (que pasea por El Prado), Jarauta, Serrano, Weinberger, Vila-Matas, etc. Destacaría, porque me ha llegado al alma, "La playa", un precioso relato de tono autobiográfico de Sophia de Mello Breyner (en traducción de Ana Márquez).
La música la ponen esta vez Francisco Martín Quintero y Fernando Villanueva.
La obra gráfica, Thierry Alonso y Juan Muñoz, que se ocupan de las respectivas cubiertas.
Que el nuevo año nos siga trayendo regalos como estos, de la mano de la querida y ya veterana Sibila.