Isabel Permuy/ABC |
Inés Martín Rodrigo y César Aira conversan mientras visitan las salas de la exposición de Wifredo Lam en el Reina Sofía.
- ¿Uno nace escritor o se hace escritor?
- No, los que nacen son los poetas.
- ¿Ah, sí?
- Sí.
- ¿Qué relación tiene usted con la poesía?
- Yo me hice escritor junto con un amigo, con Arturito (Arturo Carrera), mi gran amigo, y ahí yo vi, con los poemas que escribíamos a los 15 o 16 años, cómo él había sido poeta y yo no. Así que nos separamos los campos: yo me quedé con la prosa y él con la poesía. Y yo siento, ahora, que toda mi vida de escritor ha sido dar un largo rodeo para llegar a la poesía; creo que estoy llegando.
- ¿Está escribiendo poesía?
- No, no voy a escribirla nunca.
- Entonces, ¿a qué se refiere?
- Es que esa narrativa mía es una forma de poesía. Un joven escritor argentino, muy admirador, escribió una novela que se llama «La última de Aira», que es una novela imitadora de las mías; se publicó, y tuvo muy buenas críticas. Y es, exactamente, todo con mis trucos, mis procedimientos. La leí hasta la mitad y me salió un juicio espontáneo y natural: esta es una novela mía, pero escrita en prosa. Sentí que faltaba algo que yo no sabía que había en mis libros. Ahí me di cuenta de que estaba llegando.