En la página web de la Fundación se pueden leer tanto su conferencia como la lectura de poemas. Y el cuadernillo también está a disposición del lector.
"Memoria de la poesía" tituló su charla sobre la poética que sostiene sus versos. O al revés, no lo sé. Me ha gustado la lucidez expositiva, algo coherente en un poeta de línea clara. "Se trata de escribir lo mejor que se pueda aquello que necesitamos
escribir. Pero escribir lo mejor que uno pueda
es difícil, como también lo es necesitarlo. Estos son, creo
yo, los principios que cuentan para un escritor", leemos. Y: "Escribir poesía te ayuda a veces a ver venir las cosas
que han pasado y a creerte que las entiendes mejor escribiéndolas
que viviéndolas. De joven, tiendes a apostar
por la versión literaria de los hechos; cuando envejeces,
eres más partidario de la vida. Pero lo que cuenta no es
lo que la poesía puede cambiar o recuperar de las cosas
vividas, que es poco, sino cómo va configurándote a ti
mismo. Un día comprendes que eres como eres, amas a
quien amas y vives donde vives, por haberte dedicado a la
poesía. Es un asunto circular: tu poesía surge de tu vida,
pero tu vida va como va gracias a la poesía, o por culpa
de ella", palabras que ya recogimos aquí en parte. Y más adelante: "Un escritor tiene
que escribir, y si no lo hace, allá él. Tiene que escribir,
si lo necesita, claro está; pero es que, si no lo necesita, es
poco probable que sea escritor". O: "La poesía suele
ser inconstante, por eso quizá requiere bastante constancia". También he subrayado, entre otras, estas líneas: "El escritor debe estar atento a las cosas, únicamente
desde esa disposición contemplativa llegará a la más compleja
expresión de la intimidad, una expresión que relaciona
la vida íntima con el mundo". (...) "Como mínimo, la poesía sirve para leer, y leer es una forma de ser feliz" (...) "A juzgar por su insistencia en querer cambiarla radicalmente,
hay poetas a los que parece que la poesía
no les gusta demasiado. Yo soy partidario de la poesía,
de la poesía de siempre, y me gusta que esté bien escrita
y que se deje entender. Dos cualidades que, según he
podido constatar, provocan a veces dudas y nerviosismo".
De los poemas de la antología -traducidos por Celina Alegre, sobre todo, Francisco Díaz
de Castro, Vicente Gallego, Álvaro García, José Agustín Goytisolo,
Antonio Jiménez Millán y Carlos Marzal- prefiero no decir nada. Que cada cual decida. Pero por si acaso, ahí va uno:
EL RELOJ DE SOL
Ya no hace caso nadie de mis horas,
ni de la raya negra que pongo sobre el tiempo,
ni de mi nombre, el más altivo y raro
que se ha dado a una cosa.
No puedo ser exacto, como los hombres piensan
que lo son sus instantes; yo marcho con el sol,
y me gusta pararme cada tarde,
no medir el fulgor de las estrellas,
descansar en lo oscuro, ser reloj de los muertos.
Caminante que ahora estás mirando
unas cifras antiguas en la piedra dorada:
yo no soy una lápida. También tu luz
se apaga cada día, y sueñas con fantasmas,
y en el corazón tienes un corazón de tierra.
Te deseo que el sol conforte tu vejez,
que caliente a tu sombra desvalida.
Y cuando un día muera tu nombre en una piedra,
que alguien quiera leerlo con piedad.
(Traducción de Celina Alegre)
(Traducción de Celina Alegre)