Ya llegó el libro con el discurso de ingreso en la Real Academia de Extremadura de José Luis Bernal (Literatura para vivir. El profesor y el poeta, cuerpo a cuerpo) y el de contestación de Carmen Fernández-Daza, tesorera de benemérita institución.
Pasé muy por encima de ese texto en mi anterior comentario, más crónica social o página de un diario -éste- que otra cosa. Lo leo ahora con una atención que la escucha, por atenta que sea, no permite del todo.
La poesía, qué si no, centró una intervención dedicada a la memoria de Santiago Castelo. Empieza con su poema "Breve tratado de ignorancia" y termina con "Las palabras", que también pertenece a su último libro, el más logrado, Tratado de ignorancia. Desde el principio pretende huir de la "oratoria académica", aunque la retórica clásica, ya se dijo, nunca le haya sido ajena a Bernal. Conoce, además, demasiado bien ese "arte de bien decir, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover", según el diccionario de la Española.
Evocó primero la figura de sus antecesores en lo que respecta a la posesión de su medalla, la número seis. Primero, el escultor emeritense Juan de Ávalos, del que refrescó su primera memoria republicana y, en consecuencia, su posterior depuración, sin que por eso silenciara su labor más conocida: las estatuas del Valle de los Caídos, mausoleo franquista donde descansan los restos del dictador. Después, el poeta Félix Grande, de Mérida como Ávalos, cuya obra analiza desde la admiración con la sutileza crítica que le caracteriza. (Recuerda uno ahora una vieja llamada vespertina del bueno de Félix para preguntarme por la Extremeña, que entonces le reclamaba como miembro.)
Castelo es el siguiente autor mencionado en su discurso. Su amigo y mentor. La expresa voluntad de aquél para que Bernal ingresara en esa casa se materializó gracias a los votos de sus recientes compañeros de corporación, aunque José Miguel ya no llegara a verlo. Al hablar del de Granja, incluye el poema que le dedicó en la antología de homenaje Aire por aire, editada con el esmero de costumbre por Juan Ricardo Montaña, a quien se cita expresamente. (Ya que lo menciono, aprovecho para enviarle un abrazo con mis deseos de salud.)
Y Juan Manuel Rozas, claro, donde empieza casi todo: el profesor y el poeta, las dos caras públicas de Bernal, en la larga tradición del profesor-poeta. Rozas, su maestro en las aulas de la recién nacida Universidad de Extremadura y el poeta secreto, autor de un poema dedicado a su antiguo alumno que también, en parte, se recoge. Como "Otoño", dedicado a los amigos, tal vez el mejor de Tratado de ignorancia, donde algunos nos reconocemos plenamente.
Pero hay más poemas, más poesía, en su discurso. De Gil de Biedma, "Apología y petición", que le mandé, como él explica, un día después del fallido referéndum catalán del 1 de octubre, aquella jornada de infausto recuerdo. Y de Borges, el maravilloso "Poema de los dones". Antes había citado al argentino, aquello de "Que otros se jacten...". Lectores somos.
Por estas páginas pasan otros: Jorge Urrutia, Alberto Manguel, Vargas Llosa, Diego Jesús Jiménez, Ángel González...Y una elocuente imagen: la famosa fotografía de las ruinas de la biblioteca Holland House de Londres, en 1940.
Da gusto volver sobre aquellas palabras oídas por primera vez entre los muros de un vetusto palacio trujillano mientras la bendita lluvia, fuera, por una vez y con permiso de Borges, no sucedía en el pasado.
Del discurso de Carmen Fernández-Daza, lleno de pasión admirativa, sólo diré que en sus treinta y nueve notas reúne una detallada información bibliográfica acerca de la obra académica y literaria de Bernal.
Del discurso de Carmen Fernández-Daza, lleno de pasión admirativa, sólo diré que en sus treinta y nueve notas reúne una detallada información bibliográfica acerca de la obra académica y literaria de Bernal.
Ha querido la casualidad que el librito con los discursos llegue al mismo tiempo que el cuadernillo de la lectura del poeta en el Aula 'Enrique Díez-Canedo' de Badajoz el pasado 8 de febrero, que ha tenido la amabilidad de enviarme José Manuel Sánchez Paulete. Obrigado. Perfecta ocasión para releer sus versos y para conocer un inédito, además de unos pocos poemas no incluidos en libro, como el dedicado a Castelo. Si Pámpano...
El próximo 25 de abril, qué fecha más bonita, compartiré con el realacadémico charla en Miajadas, en torno a la poesía en Extremadura de las últimas décadas. Será un placer ver de nuevo al amigo y escuchar con atención al maestro.