Para mí mi secreto,
nos recuerda Teresa,
que menciona a su vez
a Francisco y Bernardo,
a quien cuesta aplicar,
como pasa con ella,
el membrete de santos.
Fue también la de Ávila
por sobre todo humana.
Quiero decir sencilla,
cercana hasta tal punto
que al leerla se entiende
que la modestia es eso.
Su misticismo es físico.
Quiso la casa simple
y por demás pequeña,
con la madera tosca
y con las piezas bajas,
cerca alta y un campo
donde hazer las ermitas.
Su inclinación, nos dijo,
era estar sola.
O con Jesús, si acaso.
Ganas de soledad
le pidió a Dios.
Optó por la pobreza.
Por ser frugal y humilde.
Sus lecciones de vida
siguen siendo muy útiles.
Ganas de soledad
le pidió a Dios.
Optó por la pobreza.
Por ser frugal y humilde.
Sus lecciones de vida
siguen siendo muy útiles.
A su manera, clásicas.
Uno la lee, medita,
y se siente movido
a llevarlas a cabo.
Uno la lee, medita,
y se siente movido
a llevarlas a cabo.
Más allá de creencias.
Que el misterio se esconde
en las cosas pequeñas,
en las más cotidianas,
se nos muestra evidente
al pensar en Teresa.
Que el misterio se esconde
en las cosas pequeñas,
en las más cotidianas,
se nos muestra evidente
al pensar en Teresa.
II
Jeffrey Yang,
poeta de Escondido, California,
al que ha traducido Jordi Doce,
escribe en Un
acuario:
“la anémona es el alma
dice Santa Teresa
que se
entra dentro de sí
en una oración de recogimiento”.
Notas. Este poema ha sido publicado en De la intimidad. Antología poética en homenaje a Teresa de Jesús. La edición, que conmemora un Año Jubilar dedicado a la santa, es de Noelia López Souto y Borja Cano Vidal, una gallega y un extremeño, ambos investigadores de la Universidad de Salamanca.
El prólogo está firmado por el poeta y profesor salmantino Juan Antonio González Iglesias. Es una delicia. Por su agudeza y por el limpio castellano que utiliza para expresar algunas verdades. Entre otros aciertos, leemos: "En esta época de lo visible y lo tangible, ahí están las reliquias. Para los que opten por lo invisible, aquí están los poemas". De un centenar de poetas españoles de todas las tendencias, cabe precisar. En un lúcido ejercicio de literatura comparada (la universalidad de la monja escritora y mística, "gran defensora de la paciencia", de sobras lo permite), escribe: "De las Siete Moradas a los Cuatro Cuartetos, la distancia es imperceptible".
Termina recordando una de sus frases inolvidables, de esa actualidad que asignamos a lo clásico: "no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho".
El libro ha sido publicado, con sumo cuidado, por la sevillana Renacimiento. Sí, su aspecto es espléndido y está dividido en cinco apartados: Afectos, Caminos, Cuerpos, Luces y Moradas. Aunque suene poco teresiano, de lujo.
El prólogo está firmado por el poeta y profesor salmantino Juan Antonio González Iglesias. Es una delicia. Por su agudeza y por el limpio castellano que utiliza para expresar algunas verdades. Entre otros aciertos, leemos: "En esta época de lo visible y lo tangible, ahí están las reliquias. Para los que opten por lo invisible, aquí están los poemas". De un centenar de poetas españoles de todas las tendencias, cabe precisar. En un lúcido ejercicio de literatura comparada (la universalidad de la monja escritora y mística, "gran defensora de la paciencia", de sobras lo permite), escribe: "De las Siete Moradas a los Cuatro Cuartetos, la distancia es imperceptible".
Termina recordando una de sus frases inolvidables, de esa actualidad que asignamos a lo clásico: "no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho".
El libro ha sido publicado, con sumo cuidado, por la sevillana Renacimiento. Sí, su aspecto es espléndido y está dividido en cinco apartados: Afectos, Caminos, Cuerpos, Luces y Moradas. Aunque suene poco teresiano, de lujo.
La imagen superior corresponde al cuadro Santa Teresa de Jesús. Anónimo (copia de José de Ribera). Siglo XVII. Óleo sobre lienzo, 104 x 83 cm. Museo del Prado. Madrid. Ilustra la cubierta de la obra.