Acabo de caer en la cuenta. Releía Alzado de la ruina, el extraordinario libro de mi admirado Aníbal Núñez, y en el poema "Del regreso del bosque" lo he encontrado. Un susto. Me refiero al alejandrino "trazar itinerarios sobre el azar del mapa" del que toma el título mi último libro. Sí, el que me atribuí porque estaba en mi ópera prima Territorio y que no escribí yo. Había olvidado por completo ese ejercicio de juvenil intertextualidad, de buena fe lo confieso, y, al reparar en ello, me apresuro a contarlo. Con perplejidad. Algo aturdido aún. De haberlo recordado o sabido, qué fácil habría resultado señalar su verdadera autoría, su procedencia, y presumir, de paso, de poeta. De gran poeta. De un maestro. Me alegro de haber hecho, sin pretenderlo, un homenaje a Aníbal.
Se explica el préstamo si tenemos en cuenta que el libro del salmantino se publicó en 1983 en Hiperión y que lo leí de inmediato, justo cuando estaba escribiendo aquellos versos primerizos. Bien está. El error no tiene remedio a efectos bibliográficos, digamos, pero lo más honrado, según creo, era explicarlo cuanto antes. Desfaceré el entuerto en las presentaciones futuras (no deja de ser una curiosa anécdota) y siempre que sea menester. Lo de Porque olvido, ya se ve, no era por nada.