Entré con Luis en el bar del Hogar del Pensionista de Riolobos donde nos atendió un hombre que había dado varias vueltas completas a España y más de una a Europa. Fue camionero. Le dije que yo quería de pequeño serlo de mayor y que Dios me había castigado por ello a rodar incesantemente por tortuosas carreteras secundarias.
Fue hermoso escucharle relatar sus peripecias para descargar un remolque lleno de coches (a eso se dedicaba) en París, por ejemplo, o cuando tuvo que atravesar Viena en busca de un muelle... en el Rhin.
En poco rato -lo que tardamos en beber un café-, aquel jubilado nos llevó y nos trajo por medio mundo. Fue un veloz viaje alrededor de la vida, que es donde terminan todos los recorridos que uno emprende.
Fue hermoso escucharle relatar sus peripecias para descargar un remolque lleno de coches (a eso se dedicaba) en París, por ejemplo, o cuando tuvo que atravesar Viena en busca de un muelle... en el Rhin.
En poco rato -lo que tardamos en beber un café-, aquel jubilado nos llevó y nos trajo por medio mundo. Fue un veloz viaje alrededor de la vida, que es donde terminan todos los recorridos que uno emprende.