"Decepción, ahora, al releer la poesía de Claudio Rodríguez en la antología que, bajo el título de uno de sus más celebrados poemas, "Alto jornal", ha preparado y prologado Vicente Gallego en Renacimiento. Bien es verdad que la poesía de Rodríguez nunca fue santo de mi devoción. Pero esperaba, o deseaba, mejor, que ahora se me revelara su conque, que se me cayera la venda de los ojos o se me abriera el corazón o se me afinara un gusto quizás estragado por los apresuramientos o el olvido. No lo he podido conseguir. Me parece ahora, aún, Rodríguez un poeta palabrero, con el encanto del borracho ingenioso y decidor que oímos en las altas madrugadas ociosas. Acierto, eso sí, en el fraseo personal, pero vacío de médula y almendra.
Quizás la razón de este despego por su poesía me la brinda el propio antólogo: "Resulta imposible -dice VG en un prólogo que titula "Acción de gracias"- leer a Claudio Rodríguez desde fuera, desde la razón, desde la inteligencia."
Reseño, eso sí, un poema que sí que me ha gustado: el titulado "Eugenio de Luelmo".
En cambio, el celebérrimo "Con media azumbre de vino" me ha parecido digno de los juegos florales de la vendimia de Toro (Zamora)".
Quizás la razón de este despego por su poesía me la brinda el propio antólogo: "Resulta imposible -dice VG en un prólogo que titula "Acción de gracias"- leer a Claudio Rodríguez desde fuera, desde la razón, desde la inteligencia."
Reseño, eso sí, un poema que sí que me ha gustado: el titulado "Eugenio de Luelmo".
En cambio, el celebérrimo "Con media azumbre de vino" me ha parecido digno de los juegos florales de la vendimia de Toro (Zamora)".
(Glosa: como más de uno se ha despistado, aclaro que estas palabras no son mías, sino del poeta sevillano Enrique Baltanás, de su Blog Al margen de los días.)