Nada, retiro lo dicho. Me refiero a los elogios que vertí en un artículo reciente, publicado también aquí, sobre los cafés; en concreto, ponderando la apertura en Plasencia del "Gran Café". Tras fallar el premio de relatos que tienen (nada que objetar), su primera acción placentina consiste en organizar un homenaje a Gabriel y Galán en el atrio de la iglesia de San Esteban, situada enfrente del establecimiento, donde el vate contrajo matrimonio.
No tengo nada contra el poeta, a los hechos me remito. Uno le ha echado muchas ganas (y muchas horas) al primer Centenario de su muerte que hoy se cierra. Por suerte, quedarán sobradas pruebas en tinta sobre papel. Si fuera por los "castúos" que tanto le adoran...
Ahora bien, de eso a celebrar homenajes bajo las estatuas en los paseos provinciales hay un trecho. Aludo al de Cáceres, en el Paseo de Cánovas, de quien éste toma ejemplo. Mal ejemplo, preciso. Por lo demás, allá cada cual. Que a uno eso le parezca casposo y extemporáneo no significa nada. Una opinión, eso es todo. Una, insisto, porque seguro que es todo un éxito de crítica y público.
Lo peor es que en el evento actúa Pepe Extremadura, aunque eso pueda tener una ventaja: que, tras castigar los oídos de los presentes, empiece a llover a cántaros.
¿Ésta es la modernidad y el talante que trae a Plasencia el "Gran Café"? ¡Qué novedad!
No tengo nada contra el poeta, a los hechos me remito. Uno le ha echado muchas ganas (y muchas horas) al primer Centenario de su muerte que hoy se cierra. Por suerte, quedarán sobradas pruebas en tinta sobre papel. Si fuera por los "castúos" que tanto le adoran...
Ahora bien, de eso a celebrar homenajes bajo las estatuas en los paseos provinciales hay un trecho. Aludo al de Cáceres, en el Paseo de Cánovas, de quien éste toma ejemplo. Mal ejemplo, preciso. Por lo demás, allá cada cual. Que a uno eso le parezca casposo y extemporáneo no significa nada. Una opinión, eso es todo. Una, insisto, porque seguro que es todo un éxito de crítica y público.
Lo peor es que en el evento actúa Pepe Extremadura, aunque eso pueda tener una ventaja: que, tras castigar los oídos de los presentes, empiece a llover a cántaros.
¿Ésta es la modernidad y el talante que trae a Plasencia el "Gran Café"? ¡Qué novedad!