18.9.06

Diario de domingo

En el molino, bajo la parra, picoteaba uno periódicos atrasados y del día, prensa nacional y regional. Fue entonces cuando me topé con el comentario del crítico sobre un libro a todas luces insignificante. De cierta bibliografía extremeña. Al periodista se le escapaba, ay, algún ligero toque de atención a su autor. Poca cosa. Que si sus reseñas "son traspasadas a otras voces" (de La paradoja de Hidalgo Bayal habla Conte, del libro de artículos de Landero "también toma las palabras aparecidas en Babelia"), que si hay "descompensaciones" (seis líneas a El Cautivo de Adalid frente a ocho páginas dedicadas a una novela de Reyes Huertas, de la que copia su propio prólogo). ¿Puede ser tamaño engendro "tremendamente útil" para alguien, como concluye la nota? ¿Para qué, para quién?
Ayer mismo publicaba el que te cuento una reseña sobre un libro de ensayo del extremeño residente en los Ángeles, Jesús Torrecilla, donde, ¡toma rigor bibliográfico!, se le olvidaba decir que está publicado por la Editora Regional de Extremadura. Un olvido intencionado, por supuesto. Éste no da puntada sin hilo.
Así no vamos a ninguna parte. Al final, tantos años después, va a parecer que en este país seguimos siendo leídos (que no gobernados) por el mismo tuerto.