Será difícil que olvide la mañana de hoy, el día en que leí al completo las páginas del diario inédito del escritor José Antonio Gabriel y Galán. Ninguna lectura es inocente, sin duda. La mía, por razones demasiado íntimas, ha sido una suerte de catarsis. La leía, además, en el mismo sillón donde se sentaba Fernando y eso... El diario empieza en el año 80, cuando la misma tarde del estreno de su versión de La velada en Benicarló, de Manuel Azaña, le diagnostican un cáncer linfático y termina unos días antes de su muerte, recordando a su mujer, Cecilia, y a su hija, Laura. Sigo con un nudo en la garganta. Y no hablo metafóricamente. Han sido días, es verdad, cargados de emociones. Días difíciles que me han acercado, ahora sí simbólicamente, todavía más a las páginas más verdaderas de José Antonio. Él está allí de cuerpo entero. Y también de alma. ¡Qué tipo!
Ah, dentro de unos meses la Editora Regional de Extremadura publicará por fin este libro. Se lo merecía él (que lo escribió pensando en que vería la luz), su familia, sus amigos y, en fin, todos sus lectores.
Ah, dentro de unos meses la Editora Regional de Extremadura publicará por fin este libro. Se lo merecía él (que lo escribió pensando en que vería la luz), su familia, sus amigos y, en fin, todos sus lectores.