19.8.07

Un poema

Se publicaba ayer en Babelia, al lado de la reseña de Antonio Ortega sobre la antología de W. H. Auden que ha preparado para Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores Jordi Doce, un libro extraoirdinario del que ya dimos cuenta aquí. Es un poema espléndido en la que no dudo en calificar como la mejor versión.

IX (De Doce canciones)

Detened los relojes, descolgad el teléfono,
Haced callar al perro con un hueso jugoso
Y silenciad los pianos; con tambor destemplado
Salga el féretro a hombros, desfilen los dolientes.

Den vueltas los aviones con vuelo inconsolable
Y escriban en el cielo las nuevas de su muerte,
Que lleven las palomas crespones en sus cuellos
Y los guardias de tráfico se enfunden negros guantes.

Era mi Norte y Sur, mi Oriente y Occidente,
Mi día laborable y mi domingo ocioso,
Mi noche, mi mañana, mi charla y mi canción;
Pensaba que el amor era eterno; fui un crédulo.

No queremos estrellas; apagadlas de un soplo;
Desmantelad el sol y retirad la luna;
Talad todos los bosques y vaciad los océanos;
Pues ya nada podrá llegar nunca a buen puerto.

(Abril 1936)