1. Que uno no traiga al blog los múltiples asuntos derivados de la crisis no significa que uno no esté indignado. Al revés. Soy funcionario -maestro de escuela- y, por tanto, muñeco del pimpampum de este gobierno y, al parecer, de todos a estas alturas de este conflicto más que económico, como entiende cualquiera. Ante semejante panorama, poco, sí, se puede hacer, pero resignarse, tampoco.
El viernes, sin ir más lejos, después de la batallita de la segregación (no faltan en el PP reaccionarios), nos tragamos el penúltimo sapo: nuestra consejería de Educación ha vuelto a desviar fondos de la enseñanza pública a la privada concertada. Y van tres. La noticia se puede leer aquí. Sí, ya sé que estos lodos populares (paradójico el nombrecito) vienen de aquellos barros socialistas (que ahí pecaron poco de eso). No me extraña que mi amigo Cumbreño se subleve. Y tantos compañeros más.
Que nadie entienda, en fin, el silencio como complicidad o claudicación. En unos días estaremos en septiembre. Veremos.
2. Miedo me da pensar lo que hubiera pasado si el diputado regional de IU que intentó sacar gratis unos carritos de productos del Carrefour de Mérida (no me gustan esos métodos), en lugar de apoyar al PP para que gobierne en Extremadura, hubiera facilitado su voto para que lo hiciera el PSOE. Miedo no, ¡pánico!
2. Miedo me da pensar lo que hubiera pasado si el diputado regional de IU que intentó sacar gratis unos carritos de productos del Carrefour de Mérida (no me gustan esos métodos), en lugar de apoyar al PP para que gobierne en Extremadura, hubiera facilitado su voto para que lo hiciera el PSOE. Miedo no, ¡pánico!